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miércoles, 21 de julio de 2021

EL ENGAÑO

En una oportunidad Tío Conejo estaba tejiendo un mapire, con fibra de mamures, cuando se presenta Tío Tigre: -¿Para qué es ese mapire? -Uh..ju¡Caramba tigre!, ¡Sigue por ahí tan campante!        -Adiós peroles, no ves la gran inundación que viene del río?.
-Y eso que tiene que ver, con el mapire que estás haciendo?
-Pues, cuando la creciente inunde todo, yo lo colgaré arriba para vivir en él.
-Pues, conejo, si eso es así, el primero que hagas debe ser para mí.
Estupendo tigre, primero tu mapire! y puso manos a la obra...
Tío Conejo... hace y hace...teje y teje. -¡Tigre acomódate dentro del mapire para ver cómo te queda!
El tigre se acomodó dentro del mapire, pero aún le quedaba corto, Tío Conejo siguió teje que teje, y le dijo de nuevo: -¡Tío Tigre métete en el mapire para ver si te queda bien. -¡Por supuesto!. Se metió Tío Tigre en el mapire y vio que le quedaba exacto.  Entonces Tío Conejo se levantó y fue a buscar más fibra de mamures, trajo bastante y siguió teje que teje hasta quedar bien tupido el mapire; con esta vista, la cesta tejida y con el tigre dentro, Tío Conejo le dice al prisionero: -Tío Tigre, ¿Dónde quieres que te cuelgue? -Bueno, ¡cuélgame por ahí!. 
Sin pérdida de tiempo, el conejo agarró el mapire y lo colgó bien arriba de un árbol, diciéndole: -¡Tío Tigre, vuelvo enseguida, sabes que tengo que hacer el mapire para meterme yo!, y se marchó... transcurrió el día y no regresó...pasaron dos días y no regresó. El tigre se estaba muriendo de hambre y con las costillas pegadas, pero pasó por ahí una bandada de aves y el tigre dijo a uno de los guacamayos: ¡Ábreme la puerta del mapire! -¡No! ¡Tú me vas a comer! -¡No, yo no te comeré! pero...siguió de largo.
Un mono araguato que venía en grupo pasó por ahí y contemplando la situación por la que estaba pasando el tigre, él se acercó pausadamente y: -¡Mono, ábreme la puerta del mapire!       -¡Caramba, Tío Tigre tú me quieres comer!-¡No, yo no te comeré!  -¿De verdad, de verdad, tú no me vas a comer? -¡De verdad, de verdad yo no te comeré! _¡Si eso es así, yo abriré la boca de tu mapire!  Y tal como lo dijo, poco a poco lo fue destejiendo, cuando quedaba nada mas que uno de los amarres de la cabuyera, el tigre sacó su zarpa y agarró al mono, cayendo los dos al suelo: -¡Ayayay! ¡Tío Tigre, si me comes ahorita no te hartarás, lánzame para arriba y abre la bocota, para que te caiga directamente en el gañote y quedarás satisfecho cuando me engullas!. Tío Tigre lo lanzó y el mono agarrándose con sus patas y rabo desapareció de aquellas fauces abiertas que lo esperaba. El tigre, en el suelo, sin fuerzas, con hambre, adolorido, pensó entonces: ¡Voy a buscar al mentiroso! y siguió sus huellas -¡Cuando lo encuentre me lo comeré!. Apenas lo vio, se le acercó sigilosamente y lo atrapó con sus garras. Reaccionando, el conejo le propuso: ¡Espera, si me comes quedarás con hambre, yo tengo un venado muy grande, te lo traeré, espérame aquí!. El tigre creyó otra vez en el conejo y lo dejó en libertad; al dejarlo pegó una buena carrera ¡júuuuuuyelo, paticas pa´qué te tengo!. Tío Tigre esperó pacientemente la vuelta del conejo, y como no volvía, lo fue a buscar refunfuñando:
¡Ahora sí me voy a comer al conejo!, ( cuando llegue a donde está)
¡Ahora sí me voy a comer al  conejo!
¡Es Ahora, o Nunca!
¡Ahora sí!, esta es la oportunidad
¡Ahora sí será!

Como moraleja: Los tigres son ingenuos y creídos....
Como refrán: Más vale maña que fuerza.....
 

domingo, 7 de marzo de 2021

MAS PELIGROSO QUE...


 A mi los monos me gusta verlos detrás de una pantalla, o de un vidrio, pero de cerca jamás. Recuerdo un episodio que nos pasó en Santa Capilla de Caracas; la verdad no sé qué edad tenía, si sería 16 o menos de esa edad; mi abuela trabajó en la casa parroquial de Santa Capilla desde 1919, cuando llegaron a Caracas procedentes de Palo Negro o Turmero en el estado Aragua hasta 1967 que el terremoto la mandó a su casa, nada más y nada menos que cuarentiocho años, si mal no recuerdo de lo que oía hablar. Ella ahí tenía una habitación en la parte superior, enfrente estaba el lavandero y la plancha, cerca de ella estaba Rosalía la cocinera, que todos decían guardaba su sueldo en las medias y por eso tenía las piernas bien gordas, ya que no tenía familiares y no contactaba con nadie, ni gastaba absolutamente en nada, mi abuela ganaba 40,00 bolívares mensuales.

En cambio Justina Barreto mi abuela si que tenía familia, una prima y yo nos la pasábamos constantemente con ella, allí las hermanas Pacheco nos hablaban en inglés, para amanecer, servirnos, atardecer, anochecer, despedirnos, entrar y muchos otros etcéteras; a mi me ponían a cantar, bailar, yo era el  mono que las divertía; nosotras servíamos  y recogíamos la mesa, hacíamos los floreros de los altares, mi abuela en la noche limpiaba donde se ponían las velas, también limpiábamos los candelabros; en una ocasión estábamos pasando una tarde muy tranquilas conversando, cuando observamos que en el edificio de enfrente, entre cables y antenas venía bajando un mono, me imagino que entusiasmado por la algarabía que hacíamos con nuestra conversación, venía con una hojilla en las manos, lo que nos aterrorizó grandemente; no sé quién le dió un huevo para que se lo comiera y se fuera, o para agradarlo, lo cierto fue que el huevo nos lo devolvió, vino a caer a nuestras paredes y salimos todas pegando gritos y nos encerramos en una habitación todas asustadas porque el mono se negaba a irse atacándonos con todo lo que podía agarrar.

Este asunto se resolvió cuando alguien llamó a los maravillosos bomberos que se aparecieron en este segundo piso convenciendo al mono de que se fuera con ellos, no sé con qué artilugios, logrando así que la paz volviera a reinar en la casa parroquial de Santa Capilla, sección lavandería. Desde ese día menos me gustan, les tengo miedo por lo silvestres.