jueves, 18 de junio de 2020

EL PELO DORADO


         
Me contó, mi amiga Beatriz, que en una oportunidad había recogido unos racimos de cambur y los había colocado en un envase para depositar varios litros de agua, que lo tenía en el patio, pero frente y alejado de la cocina; necesitó tener unos cambures a mano y fue hasta allá para traerlos, en el momento justo de quitar la tapa del pote, ve una figura con ropa metálica que se escabulle por detrás y ella se queda paralizada cuando le ve el cabello que es completamente dorado; 

En ese transcurso de tiempo,ella observando su cabello, el hombre que se pierde a plena luz del día por entre las jaulas de los animales y ella vuelve a la realidad y no sabe qué hacer, si fue un sueño o se quedó dormida junto al pote de los cambures, y se dispone a buscarlo, pero su misión fue negada porque no lo encontró en ningún lado. 


Pensativa se sienta en una de las piedras, ya que su casa queda a las orillas del río Súcuta, cavilando sobre el cabello del hombre, su traje y trata de fijar otras características que le amplíen la información, cuando de repente se sobresalta al ver un perro peludo que vuela por su frente y desaparece igualmente sin dejar ninguna muestra de su existencia.
Así, en voz baja, me contó esta historia asombrosa que tenía guardada en el cofre de sus vivencias, "cosas que soy incapaz de contarle a otro, porque sé que son espíritus incrédulos a las cosas extrañas que me han ocurrido en la vida", le podremos aplicar estas palabras: 
"Cada cabeza es un mundo
y cada mundo 
una historia
en unos 
la historia es simple
en otros la historia 
es mágica
y del mundo de mi tierra
hoy,
te conté 
una historia"

Música de mi tierra: Barquisimeto.- Venezuela


miércoles, 17 de junio de 2020

BEATRIZ, MI AMIGA

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Cuando trabajé en el campo, me gustaba compartir con las personas que tenía como representantes, las escuchaba y me sentía bien, me contaban sus historias del más allá y yo le contaba las mías, que eran inacabables; así hice buenas amistades, que actualmente me invitan a participar en sus actividades, a las que me niego por falta de transporte, ahora por la cuarentena, pero lo cierto es que se me hace muy  difícil salirme de mi espacio, de mi comodidad.

Una de mis amigas con la que solía tener grandes conversaciones era la señora Beatriz, una anciana espectacular, que fue enfermera en sus tiempos de juventud y cuando yo la conocí se dedicaba a curar a los enfermos con su conocimiento de las plantas; todos los lugareños se acercaban hasta ella para remediar sus dolencias.  En una oportunidad, ella observó que un chico del mal proceder estuvo sentado en las escaleras de la escuela día y noche, mirando para su casa, por supuesto, todo el mundo asustado, y ella mortificada porque el muchacho no dejaba de mirar y mirar pero sin decir nada. Ella vio como pasaban las horas, un día, la noche, el día siguiente , hasta que se dejó de la zozobra que le procuraba el muchacho y salió, lo encaró, le preguntó: - A usted qué le pasa?...
El muchacho, se levantó cojeando, y le respondió: -Es que estoy herido y necesito su ayuda.
                            CVC. Historias de debajo de la luna. Módulo V. Masoud Harandi. Su ...

Ella, suspirando ya de alivio, lo invitó a pasar, para escucharlo, revisarle la herida, limpiarlo y mandarlo a su hogar, con la promesa de parte y parte que debía hacerle otras curas hasta verlo sanar.
Por supuesto, el muchacho fue un eterno agradecido de Doña Beatriz que con sus conocimientos, sabiduría y servicios atendía a la comunidad de Súcuta, con amor, dedicación y altruismo, hasta el momento de ir a entregarse a una mejor vida.  
Hoy su historia, mañana sus historias