transcurre
lentamente,
con su eterno vagar
de adolescente
y sus huellas
en mi carne
se delatan
como fuerza de ríos
en pendiente.
lo supongo
tú también lo sientes
¡como yo!
miras hacia atrás
y sólo encuentras
¡vacío y soledad!
incomprensión.
Luchar
por ideales
en caminos extraviados
refugiarme
en nubes
con grandes
caudales de agua,
regar plantas
que ya están secas
y cobijar en el seno
un niño
que ya está muerto.
Otear
con nostalgia
un horizonte lejano,
el brillo
de una amorosa mirada,
preñando así
mis angustias
con globos
dulce espejismo,
pero caer
en abismos
de aguas limpias
azules
y creyendo
que nadaba
en el verde
de mi esperanza
resultó ser
que mis ojos
enceguecidos ya
del invierno
no se percataron que
lo que tenía
alrededor de mi cuerpo
era el naranja oscuro,
espectral,
del
hipnotizante
averno...