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lunes, 24 de mayo de 2021

ABUEEELAAA

 

Me voy a presentar: Yo soy la maestra Josefina Barreto. bueno así me identifican todos los que me conocen; empiezo así por unas palabras esclarecedoras que tuve con una principiante en Educación, lo cual pasó así: Un día, paso por su aula y de repente escucho que alguien dice, junto con sus alumnos: abueelaaa, volteo a ver a quién están saludando y la única persona que estaba caminando por ahí, ¡era yo!, entonces me dije: ¡Ah! es a mi a quien se están dirigiendo, pero como en esta escuela yo tengo un título, un nombre y un apellido, pues no debo sentirme aludida, y seguí mi camino. 
Segundo día, escucho, otra vez, por la misma persona, frente a sus alumnos, pegar un grito y decir: abuuueeelaaaa; ahí si había sentido sangre en mi cara, y sencillamente la llamé, Hablando bajito, para que ninguna otra persona se percatara de mi molestia, le expuse mi preocupación por la cual ella me estaba cambiando el nombre que me había ganado a través del tiempo de servicio y le dije que no se preocupara que ya, yo estaba de salida, pronto, dentro de unos pocos meses iba a salir jubilada y les iba a dejar el cargo, que mi nombre no era abuela, mi nombre era, ahí y en cualquier parte: Maestra Josefina; que la palabra abuela era con mis nietas y en mi casa, que yo entendía que se preocupara por mi edad y que aún estuviera trabajando, pero que ya me iba, porque mi jubilación ya estaba lista (Palabras más, palabras menos así sucedió). 
No es que me avergüence del calificativo "abuela", porque se lo acepto a un niño, que confundido me dice abuela recordando a la suya cuando se dirige a mi; pero un adulto (joven, pero ya adulto)que se disponga a faltar el respeto por la "guachafita" o buscando que yo entre en ese canal de sobrenombres, "tú me dices y yo te digo", o "tú me pones un apodo y yo te pongo otro", no, eso es inaceptable, eso es muy feo, eso no es de personas cultas y mucho menos de una persona que trabaja en Educación, con el agravante de que yo, para ese momento podía ser su abuela, y por lo tanto merecía RESPETO, y como eso es lo que yo doy: RESPETO para que me respeten. 
Bien con este relato podemos constatar que siempre en la vida vamos cometiendo errores que debemos encauzar, perdonarnos y pasar la página (que falta más).