Estos meses han estado pasando cosas increíbles, una de ellas es la de una mudanza que a mi no me place en nada, pero a las niñas les causa alegría.
Al otro día los vecinos lo habían botado de su casa ya que le quitaron el cascabel que tenía en el cuello y lo convirtieron en "gato callejero". Y aquí lo vemos, felíz en la calle de los vecinos, apapachado por todos los brazos que lo sostienen, lo besan, lo apurruñan, lo arropan, en fin se siente amado; cuando llegue la perrita, tendrá que acostumbrarse a compartir.
Nosotros le pedimos al universo una perrita, el universo nos mandó un felino.
Y aquí lo vemos, tranquilo en sus actividades...