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lunes, 25 de enero de 2021

MADRE NUEVA

 



Yo trabajaba en una población en plena carretera nacional de Barlovento; enfrente de esa población, cruzando la carretera, había otra que se llamaba comunidad de "Madre Nueva", gente trabajadora del cacao, banano, agricultura, etc la que nunca visité.

Mientras vivía en Caracas, introduje mis documentos en el Instituto Nacional de la Vivienda, buscando una casa en Ocumare, ya que no quería seguir con esa viajadera cada quince días para ir a cobrar: cuyo periplo esa así: Caracas, Ocumare, Barlovento. Debía llevar las planillas elaboradas al banco, devolverme a Barlovento, entregar el sueldo (creo que 200,00Bs, no recuerdo), obtener la firma, devolverme a Ocumare, siempre llegando a Caracas, las dos veces; hasta que se me prendió el bombillo y decidí hacer la firma de la colega acompañante para entregar la documentación o recibo del sueldo. Con esto me ahorraba dos viajes: Desde Barlovento iba a Ocumare, recibía el dinero, firmaba, entregaba los documentos y me devolvía a Barlovento, listo, libre, nunca se presentó ningún problema, ninguna pérdida de dinero, ni un reclamo, todo bien. 

A los quince días de haber hecho la petición de vivienda, ya me habían asignado una vivienda en Ocumare, una urbanización recién inaugurada denominada Cristóbal Rojas, o Pájaro Negro,o Parosca, o San Diego de Alcalá, por cualquier nombre de estos se podía ubicar.


Entre cuentos de vecinos escuché que aquí en Ocumare había una comunidad que se llamaba también "Madre Nueva", que quedaba por la vuelta del Calvario, nombre igual a la de Barlovento, pero con malicia.

Una de esas veces, llegando al terminal del "Nuevo Circo de Caracas", un muchacho se me acerca y me ofrece un reloj, muy bonito, por buen precio y le dije que se lo compraría, que iba a Ocumare a cobrar y que de regreso lo haría. El muchacho me dijo que si quería comprar el reloj, que podía comprarlo en Ocumare en un lugar llamado "Madre Nueva", le dije Ok. No se me olvidó el nombre porque ya lo había escuchado. Los "Por puesto" de Ocumare nos llevaban hasta el lugar a donde íbamos y cobraban cinco bolívares desde Caracas; en ese carro le pregunté al chofer que dónde quedaba "Madre Nueva"; él, sin ningún tipo de discreción, se volteó para verme la cara y los pies; con mi cara de extrañeza le volví a preguntar y me respondió con la cabeza un no.. no.. no. Ya, no pregunté más, porque veía que no quería contestar, ignorando yo el motivo, pero no pensé nada malo.

La siguiente vez que fuí a cobrar mi sueldo, le volví a preguntar, con mi voz meliflua de muchachita, pero a otro chofer:_ Señor, dónde queda "Madre Nueva"?, el hombre me miró por el espejo, volteó a esculcarme, me volvió a mirar por el espejo y me respondió: Señorita, cuando uno tiene un pasajero que va para "Madre Nueva", lo lleva de último. _Por qué?, es un lugar de contrabando? me contestaba yo misma, _No, es un lugar  de prostitución y contrabando. ¡Ay! Señor, lo que yo iba a comprar en "Madre Nueva", era un relej que un muchacho me ofreció en el "Nuevo Circo", y esa fue la dirección que me dio.

Después de ésto, avergonzada, más nunca se me ocurrió seguir preguntando por "Madre Nueva", pero me reí mucho contando esa historia y todos riéndose también de mis costillas.

Claro, esta belleza, delgada, de pelo largo, negro casi a la cintura, sin una arruga, el chofer tenía que observarme......¡¡¡¡¡¡



sábado, 23 de enero de 2021

MI PRIMERA NOCHE EN....


Llegué a las oficinas del Ministerio de Educación en Los Teques, con mi título de Maestra, mis notas de los cuatro años de estudiante,  mis nervios por miedo a lo desconocido,  ya que mi tío me había enseñado el periódico "Ultimas Noticias"donde decía que había 15.000 maestros sin empleo. Como siempre acostumbro, cuando quiero lograr algo, guardo silencio, no opino; cuando llegué al pasillo de entrada de la Supervisión, observé a lo lejos que había un grupo de personas, que luego me dijeron, eran los supervisores de Educación, del Estado Miranda, porque se había levantado una huelga de maestros, (no sabía por qué motivos) era el año 1969, uno de los profesores se levanta de la reunión y muy amablemente me interroga. Yo le respondí, que lo único que  quería era trabajar, le enseñé mi boleta, y que no importaba el sitio, recuerdo a ese ser humano, ya que se portó muy bien conmigo, el profesor  José Antonio Camacho, me dijo que necesitaba una persona en Los Galpones, y quedé como Maestra Coordinadora, me correspondía buscar el sueldo de la otra docente en Ocumare del Tuy, firmar la documentación y entregarla al Banco y al ente de Educación correspondiente. Me dijo igualmente que el Instituto Agrario Nacional me daría una casa rural para mi estadía en Barlovento, cerca de la escuela. Llegué a mi casa a dar la noticia, de que ya tenía un cargo de maestra nacional, sino que también tendría vivienda para estar el tiempo que me correspondía y pagar mi  noviciado en rural, a lo sumo dos años. y que debía iniciarme el 03 de noviembre.


Mientras se adecuaba la vivienda, y yo compraba lo que necesitaría para vivir esos dos años, mis amistades de Caracas me consiguieron una ubicación cerca, mi amiga Sira, a quien se lo agradezco y  con quien compartí mis primeros días en Barlovento. Esa noche el tiempo estaba lluvioso, y yo nunca había estado fuera del abrazo de mi mamá. En Barlovento, cuando truena se siente que el ruido se va extendiendo por toda aquella llanura y se siente horrible, bueno eso era lo que yo sufría en ese momento; truenos, relámpagos, aguacero total, truenos, oscuridad, y más truenos que parecía una cancha de bolas criollas, rodando por una calle y golpeándose una con otras, o una cantidad de barriles chocando contra otra envergadura con temor de que me cayeran encima. ¡Relámpagos Pum!  ¡relámpagos pum! ¡relámpagos pum! ¡relámpagos pum! ¡pum! ¡pum!. 


Me removía en mi cuarto de un lado a otro, me tapaba la cara para no ver el brillo de las luces, los oídos para no escuchar el sonido de los golpes en el techo, me levanté sigilosamente con el colchón terciado debajo del brazo y toqué a Sira con las manos: -¡Por  favor déjame quedarme aquí, que tengo mucho miedo! Y Sira, una mujer mayor que yo, me contestó: ¿Miedo? ¡No juegue chica!. No me importó, puse el colchón en el suelo al lado de su cama y me acosté, mejor dicho, me acurruqué, luchando desesperadamente con mis miedos infantiles, volteada hacia Sira, que... ya.... empezaba a roncar... 



miércoles, 11 de noviembre de 2020

LEYENDA DEL HOMBRE SIN CABEZA

      


            Un hombre sin cabeza

En la población de Barlovento existe una leyenda, la del hombre sin cabeza, que dice así: 

"Era una vez, en aquellas épocas atrás, que por los callejones de Pantoja, aparecía un hombre sin cabeza. Las personas no gustaban de pasar por ese sitio, porque el hombre asustaba y era muy peligroso, tenía unos pasos tan fuertes, que retumbaban en el silencio de la noche y se escuchaban hasta el cielo, con un sonido fuerte y escandaloso: tun..tun..tun...

Según los que tuvieron el susto de haberlo conocido, el hombre se vestía todo de negro, tan pero tan negro que no se veía en la oscuridad...."

Historia escrita por el alumno Athaís Figueredo. Revista Cosmos.2000