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jueves, 30 de diciembre de 2021

DROGAS

 


Que terribles sentimientos

Que profundo dolor

Cuanta mirada perdida

Cuanto cuerpo incapaz

de tomar las riendas justas

para vivir de una vez,

Yo los miro desde lejos

analizo su aventura

todos sostienen en mano

una inyección letal.

Letal porque los enmaraña

los ata a su telaraña

instala su trono de fuego

y les disuelve su ego.

Quedan convertidos en nada

sólo deseando comer, 

tomar fuerzas, 

y caer

de nuevo en la telaraña.

Jóvenes lindos

y hermosas mujeres

de finas cabelleras,

que un día creyeron

tener fuerza más que humana

para retar el destino

y controlar sus dictados. 

Hoy están sin voluntad

títeres de su mala estrella

fantoche de desesperanza

marioneta del mal vivir.

Siguiendo un programa diario:

-Hora de la inyección

-Hora de alimentación

-Sigue ahora la inyección

-Luego la alimentación.

La aguja entra en las piernas, 

en los brazos

en el cuello, donde sea

o el humo de su cigarrillo,

o se toman su gragea

aunque le atasque la vida

con los miembros gangrenados. 

El programa se repite

en sus minutos y horas

con sus días. con sus noches

sus semanas y sus meses,

viviendo en la porquería

con un morral en el hombro

contando los billeticos

y las monedas ausentes.

Pasan los años volando

uno de ellos Gregoriano

quinquenio, decenio, ¡Ya!

¡ya no puede!, ¡ya murió!

deambula por el cementerio

raudo como un ventarrón

gimiendo por el desperdicio

de vida que consumió.


Ejemplo triste de seres humanos, de vidas perdidas, de dolorosa realidad.



sábado, 14 de agosto de 2021

LA RANITA VERDE Y EL GANSO


En un charco había muchas ranas. 


Estaba una ranita verde, que quería ser la rana mayor del mundo.

Un día se acercó un ganso a beber agua; las ranas dijeron: ¡mira! ¡mira!

¡Esa que viene a beber agua es la rana mayor que hemos visto!.

La ranita verde dijo: -¡Van a ver cómo yo me hago mayor que ella!.

Y empezó a comer y a comer y a beber mucha agua. La ranita verde se hinchaba como una pelota. ¿Soy bastante grande? preguntó.


Las ranas dijeron: -¡No no!, ¡Es mucho mayor esa que viene a buscar agua!.

La ranita verde siguió comiendo y bebiendo agua.

Y se hinchó más y....... más.....hasta que....reventó.



Las ranitas verdes son muy lindas cuando  de pequeñas, y nunca, por mucho que coman, pueden llegar a ser tan grandes como los gansos.

     Autora: Yolanda Llenart


Por eso es que debemos estudiar, 

ya que la ignorancia es la que nos lleva a cometer errores aunado a 

nuestras descontroladas emociones.  

domingo, 28 de marzo de 2021

EL ARROZ CON QUINCHONCHO

 Mi mamà iba a salir y me dijo: aquí te dejo una taza de arroz y una taza de quinchoncho, los montas y estás pendiente, tendría yo como ocho años y estábamos recién mudados para los bloques de Artigas frente a la capilla; estábamos disfrutando de un espacio nuevo para correr, jugar y divertirnos mucho.

Fuí a la cocina, monté el arroz con un pocotón de agua para que no se quemara y otro pocotón de agua para los quinchonchos, sin lavar nada, y me fuí a jugar; llega mi mamá y me llama, me saca de mis hermosos juegos, la ere, el escondido, la cuerda, sube escaleras, baja escaleras, le digo a mi hermanito que me espere ahí que ya yo regreso. 

Llega mi mamá de sus diligencias y me llama después que sube, yo la oigo y  dejo de jugar, me lleva directamente a la cocina y me enseña la preparación de mis platos, por supuesto por encargo; me dice _prueba el arroz, lo probé y dije ¡asco!, estaba hecho una sopa aguada sin sal, parece como si el agua no se hubiera secado; me dijo: _ahora prueba los quinchonchos, los probé y de casualidad no se me quebraron los dientes, _Ahora, prepara la mesa para que te lo comas todo. 

Muy obediente, sin chistar, sin rabia, sin ¡No me lo voy a comer! busqué un plato, cucharilla, traje una jarra con agua y mi mamá puso las dos ollas sobre la mesa, la cual quedaba justamente frente a la ventana, donde podía divisar a los muchachos jugando, si me levantaba un poquito. 

Obediente, con la certeza de que la situación siempre va en beneficio mío, nunca en mi contra, o como si estuviera mirando la situación desde otra perspectiva y yo fuera simplemente un observador.

Inicié mi almuerzo, una cucharada de arroz, un trago de agua, una cucharada de quinchoncho, un trago de agua, pero yo siempre "he estado protegida" y los muchachos empezaron a jugar pelota, y las ventanas eran de vidrio y ¡¡¡crash!!!!, un pelotazo se oyó en la ventana, los vidrios se esparcieron por el comedor, y la mesa estaba demasiado cerca de la ventana para que no hubiera caído algo allí, enseguida la llamé y le dije: 

_¡Mamá! ¡Mamá! los vidrios me cayeron en la comida!...¡_mmmmjjj te salvaste!. 

Me levanté de la mesa y salí a jugar  lalaralaaaaa, pensé: 

¡El buen Dios nunca abandona a sus hijos más consentidos! y yo ¡soy su consentida!....lalaralaaaaa