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viernes, 29 de octubre de 2021

UNA BUENA CLASE

 

Una buena clase es aquella donde el alumno aprende, está contento y dispuesto a regresar al día siguiente, ya que son muchos los ejemplos que tenemos, tanto de observación directa, como en las redes sociales, donde nuestros niños  son maltratados por profesionales de la pedagogía, cuyo tiempo de trabajo merma solamente en disciplinar el aula, será que son los más alborotados, los que carecen de concientización para comportarse en un aula de clase, o poca motivación para integrarse a las actividades escolares, y pienso que esa actitud, asertividad y comportamiento se aprende en primer grado; es por ello que el maestro de primer grado debe estar colmado de mucha paciencia, ya que no sabe lo que el destino le va deparar en esas cuatro paredes llamada aula, salón, clase, que por lo general siempre es lo mismo: alumnos muy interesados, muy motivados en el hogar, niños que carecen de un libro en su casa, niños que no tienen un cuaderno para escribir; (a mi me tocó una niña en primer grado, hace muchos años ya porque hoy el Estado les entrega un bulto con algunas cosas necesarias para su trabajo, cuyo cuaderno era utilizado en la tarde por el  hermanito de sexto y en la mañana por la de primero, y era muy buena alumnita, cuando se les terminaba la última hoja, empezaban a borrar las clases para empezar un nuevo ciclo), también tendrá uno o dos niños con necesidades especiales, no quedaremos exentos del alumno guapetón que da golpes a sus compañeros, la alumna bonita que todo el mundo quiere, el niño que hace reir a todo mundo con sus ocurrencias y necesita hacerlo a cada rato para mantener su status y que no se olviden de él, ¡ahh! y me faltó el alumnito o el niño que quiere hacer todo, como mi nieta Vicki que no deja participar a nadie, solo ella. Y así con ese abanico de posibilidades pues tenemos que "aprender a aprender" cómo guiar a esos niños a que adquieran las destrezas necesarias para que se desenvuelvan con éxito en los demás grados.
-Por lo pronto, debemos leer mucho, conversar con nuestros compañeros de trabajo acerca de cómo trataron algún caso específico, escuchar y conversar con las psicopedagogas, tomar las resoluciones del Ministerio de Educación para guiarnos en nuestros proyectos educativos; hoy en día las indicaciones están abocadas a la pandemia, debemos inventar, cumplir normas, atraer a la comunidad para que se integre a esas actividades e ir más allá de lo que nos piden, siempre tomando en cuenta que el alumnado lo exija.

- Hay muy buenos escritos e investigaciones al respecto, trabajo en las escuelas acerca del covid, hay que buscarlos.

- Debemos recordar que lo que utilizamos en el aula, tanto papelería de reciclaje, marcadores, casi inexistentes en Venezuela, cartones, pinturas líquidas, carpetas, tizas de colores, creyones de cera, cartulinas variadas, foami, papel crepé, de seda, papel dorado, plateado, tijeras, troqueles, reglas, sténciles, guillotinas, revistas, y otros muchos son recursos blandos, que ignoro por qué se le dio ese apelativo, y el recurso duro consistente en todo lo que es on line, telefonía (ausente en nuestra comunidad).

- Toda actividad desplegada en el aula o fuera de ella, debe estar combinada debe tener inmersa la motivación con el aprendizaje; esas clases de dictado y escribideras en un salón de clase deben ser execradas por siempre, pues para ello necesitamos que el gobierno ceda el internet en todas las escuelas  para que las clases tengan una motivación inicial de la tarea del momento y que el docente esté ducho en lo que va plantear, siguiendo una agenda.

-Igualmente debe permanecer en la escuela o cerca de ella, un personaje  necesario para el buen funcionamiento de las computadoras Canaima, los técnicos en reparación, a la vez que darle inicio otra vez a su construcción, ensamblaje y entrega para los niños que tienen esta carencia, y dotar a los docentes de una laptop, (sobre todo  a mi, que trabajé tanto tiempo con este programa y nunca salí premiada). 

-  Tomar en cuenta que si una actividad es tradicional pero da buen resultado, debe ser tomada en cuenta para que la clase rinda sus frutos. Por ejemplo, elaborar el virus  en un material que tenga el maestro a mano, donde el alumno pueda meter medio cuerpo, que tenga espacio para ver con sus ojos y pueda sacar sus bracitos también; tomar como actividad el juego  de la ere, donde el virus va perseguir a sus compañeros y el que se deje agarrar va quedar paralizado, pues lógicamente contaminado; desde ahí surge la invectiva del docente para crear otras actividades con paramédicos, camillas, hospitalización, inyectadoras, oxígeno y muchas más acciones que se puedan agregar; y se divertirán los niños, eso lo puedo asegurar, con el consiguiente aprendizaje.

- La ejercitación es básica para el aprendizaje, después de dar una detallada explicación, e iniciar los  ejercicios aumentando la dificultad hasta llegar a un nivel  alto, progresivamente, que se convierta en un reto para los estudiantes. 

- Me gustó mucho la siguiente idea que extraje del Centro de Investigaciones  Culturales y Educativas que expresa que el docente debe estar muy bien documentado, por ejemplo al trabajar con "lluvia de ideas" o una que otra discusión entre el alumnado, para que la confrontación no se convierta en "intercambio de ignorancia", e igual puede pasar entre adultos ya formados donde el que más conocimientos  tiene sobre un asunto, puede quedar como un ignorante en medio de varias personas que si lo son. 



martes, 30 de marzo de 2021

EN MI SALÓN: ¡UN DUENDE!

 Yo tenía el salón más feo de toda la escuela, las paredes estaban esconchadas, es decir sin pintura, se le veían los bloques, de la mitad para abajo, el escritorio también horrible, los pupitres ni se diga, los hierros salidos, que por cierto me monté en uno de ellos para ornamentar el salón y me caí, raspándome todo el brazo  con uno de los brazos sin madera de ese asiento, lo mejor fue que me levanté calladita la boca, para que nadie supiera que había dado en el piso con mi humanidad, me levanté, me sobé y pa´lante , porque no había y no tenía para qué pedir auxilio.

Resulta que empecé a trabajar sobre la visibilidad del salón, pinté algunas figuras en las paredes que pudieran engañar la vista de los alumnos y no se fijaran en la fealdad sino en los dibujos;

Llevé de mi casa algunos sténciles  o plantillas para hacerle grecas a las paredes y al escritorio, el pizarrón también lo refaccioné para poder trabajar mis dibujos en él. 

En frente me quedaba un espacio verde y junto con los niños preparé un jardín con piedras pintadas, tapas de leche y las plantas que trajeron los niños, las cuales fueron señalizadas con pedazos de madera. 


El conjunto se veía bien ya que con la luz brillaban las tapas de leche, colocadas simétricamente en los caminitos. Muchos de los demás colegas, junto con sus alumnos, fueron a ver el trabajo elaborado por mis niños de tercer grado, y se les veía el agrado en su cara al contemplar el jardín.

En el salón no tenía forma de cerrar un hueco de la reja y niños de la comunidad o serían ellos mismos se introducían por ahí para dañar las cosas que tenía amontonadas en el aula; así que un día pinté la cara de un duende en el pizarrón y les dije que ese duende estaría allí cuidando las cosas que tenía en el salón, haciéndole muchas muecas para nombrarlo (ese duende era tan feo que yo no quería ni verlo); el duende permaneció en el pizarrón mucho tiempo, pero los muchachos seguían desordenando el salón. 

Un día llegué con una historia de duendes: "Que estaban en mi casa y que yo los estaba oyendo y los seguí hasta una mata de cambur y demás ideas que ellos mismos me estaban indicando con sus preguntas y respuestas, porque había un completo silencio entre los niños, quienes se veían la cara con asombro y opinando, cómo es, era, fue y muchas historias más que surgió de ese cuento que empecé para calmarlos, para hacer que se interesaran en las actividades del salón, aclaro que este era un salón de tercero, rural, pero por regla general los alumnos son más grandes que la edad promedio para ese grado (-1994). El colmo fue que a la hora del recreo escucho unas pedradas en el aula contigua donde había abandonados un montón de pupitres y cuando le pregunto a los niños por este asunto , me contestan: _Maestra Josefina estamos cazando un duende que está debajo de esos pupitres.

_Bien cálmense que ahí lo que está, seguramente, es un pobre perro cobijándose de la lluvia.

Al día siguiente, llegaron los representantes:

_Maestra Josefina, cuéntanos qué fue lo que te pasó con los duendes en tu casa???

Uffff

 ¡¡¡¡¡Una simple idea todo lo que revolucionó!!!!!!