Estos son mis secretos, mi biblioteca, frases, relatos, historias y cuentos, que celosamente he guardado en mi nube, de los lugares donde he trabajado como maestra, en Venezuela, que ha llenado mi vida de satisfacciones; poesías que han salido del fondo de mi alma para botar con sus letras mi deslastre. ¡¡¡¡Que entre la vida de nuevo!!!! Y como Pablo Neruda: "Confieso que he vivido"
sábado, 16 de julio de 2022
CIERRE PEDAGÓGICO MUNICIPAL-22
miércoles, 16 de junio de 2021
MI MUÑECA ROTA
En una oportunidad el Niño Jesús me había traido un muñeco sin ropa y mi mamá se dedicó a coserle un trajecito, con la máquina, escandalosa, Singer que le servía de sustento, al lado de mí cama, yo abrí los ojos miré al muñeco y me volví a quedar dormida. En realidad no recuerdo ese muñeco, pero tengo una muñeca muy especial, que según escuché había sido recogida de un basurero, toda empantanada, con un hueco en la frente; creo que la amaba muchísimo y le tenía mucha lástima por la historia tan dolorosa que traía, porque recuerdo que yo le decía: _Conmigo vas a ser feliz, porque nadie, nadie te va volver a romper la cabeza otra vez.
Esa muñeca era tan especial que tenía un lindo vestido azul de tachones y hasta tengo una foto con ella, creo que de la edad de seis años, con un libro y la muñeca al lado.
A mi me faltó muñecas, pero libros, periódicos y revistas sí tenía y recuerdo a una vecina colombiana que me llevaba a su casa a que practicara la lectura, buscaba una revista Selecciones, escogía un relato cualquiera y me lo daba, con el intercambio de unos macarrones fritos en mantequilla y cebolla, al que le agregaba al final queso parmesano y me lo servía en un plato de postre, por supuesto yo a saborear lo que me había ganado, aunque le hacía trampas con la lectura.
Pero ya me salí....continuemos con el relato: Esta es otra de las costumbres de nosotros los venezolanos, la llegada o venida del Niño Jesús el 24 de diciembre. A los lugares a donde no se presenta es porque no puede pasar, dicen muchas groserías, o consumo de sustancias maléficas, tiene muchas piedras el camino, o hay pantano, basura, o mucha vegetación con bichos que pican; pero a todos los amantes de las varitas mágicas, nos encanta entablar ese tipo de conversación con un niño:
-¡Hola mi amor!
-Hola
-¿Qué te trajo el Niño Jesús?
--¡Me trajo este carrito! ¡Y mira lo que hace!
-¡Y a mí me trajo esta muñeca1 ¿Y mira como salta!
O empieza a divagar sobre la felicidad que tiene por lo que el juguete hace o deja de hacer, y es bonita esa comunicación, porque es la expresión de un niño sobre el premio que ha tenido por haberse portado bien ese año, o haber sacado buenas notas, o aprendió a leer, o memorizado la tabla de multiplicar y aunque se hubiera portado requete mal, pues para que haga el intento de portarse bien en el año venidero.
Cuando un niño, por lo menos a mí como maestra, me pregunta o me explica esa situación, me da dolor que a ese niño le arranquen su inocencia o su fuente de ilusiones, su alegría para la época de Navidad, y tenga que comportarse como uno más de la manada, cuando está observando y oyendo, al máximo de infantes como él, que esperan al Niño Jesús.
En resumen, cada uno de los jefes de familia hace con su vida un saco y se mete dentro, el problema es que meta dentro de ese saco, también, las ilusiones de sus hijos.
sábado, 13 de marzo de 2021
ROBÓ MI FOTO, PARA ESO?
Pero bueno aquí estamos y eso es lo que hay.
Hoy les voy a contar lo que me sucedió un día en una reunión que tuve en una casa donde vivía, yo era joven, agradable como todos los jóvenes, ese día preparé una chicha de parchita, que por cierto es muy sabrosa, con bastante hielo, bien friita, los demás compañeros trajeron arroz chino venezolano, parrrilla, pan, pusimos música y estuvimos bailando un rato; cuando se acabó la comida y ya el sol iba a bajar, todos se despidieron ya que iban para lejos. Cuando yo estaba limpiando en la sala y mi compañera en la cocina, me dí cuenta que había desaparecido una foto que tenía en ese lugar, por supuesto que me sobresalté, sentí miedo; hoy día con el internet, pueden enviar esa foto a cualquier lugar y hasta pueden hacerte ver que estás cometiendo el crimen que se le ocurra a cualquier mente perversa.
Cuando veo a mi mamá le participo lo que me ocurre y le pedí que fuéramos a buscar la foto que ya sabía quién había sido el pillo, yo estaba superangustiada, por todos los cuentos que escuchaba en la comunidad y mi mamá acepto y nos pusimos en camino. Cuando llegamos a la vivienda en cuestión, me recibió una viejecita, que me dijo que mi compañero de trabajo no estaba, le participé que al día siguiente iba a regresar. Así lo hice y recibí la foto, cuando la señora me la dio me la puse en el pecho, casi se me salieron las lágrimas, la abracé porque pensé que no la iba a recuperar nunca; pero estaba ya en mis manos, la examiné, estaba rayada, quemada, pinchado un ojo, no me importó ya estaba en mis manos y no había malos presagios que me pudieran amilanar.
martes, 9 de marzo de 2021
¡AY! ¡MI TORTA!...
Los niños estaban pequeños, uno a año y medio, aún usaban pañal, pero la tremendura subía con el calor del termómetro, todo era risas y jolgorio, nos reíamos y divertíamos con cada ocurrencia que se suscitaba en esas mentes en crecimiento.
No habían botado los chupones y cuando escuchaban música en la radio, ya empezaban a dar pasos de baile, sobre todo Gabo que venía entrenado de su casa en Caracas, me imagino que por el padre y estaba enseñando a Gabi.Pero llegó mi cumpleaños y me fue comprada una exquisita torta de chocolate, como de dos kilos, que repartimos entre nosotros y más de la mitad había quedado en la nevera para ir degustando sus sabores poco a poco.
Me recosté un rato y no había ruidos proveniente de niños alborotando, Andrea estaba en su computadora, volteo a la derecha y veo a dos criaturas con la nevera abierta, comiendo torta con las manos,agarraban los pedazos con sus manitas, todo lo que podían y se lo llevaban a la boca, a cada bocado suspiraban y se saboreaban, con la lengua mocha tenían este diálogo y se empujaban para que a cada quien le tocara un pedazo de torta: _¡Ve tú!, _¡Ya!, ¡ahora me toca a mí!, -¡Anda, come!, _¡Yo voy ahora!. Así que, me devolví a mi cuarto, tomé mi celular, me coloqué a su lado, no me percibieron. Esto era lo más cómico del asunto, que yo estaba al lado de ellos fotografiándolos, cambiaba de lugar a cada rato, y los niños sólo entusiasmados con la torta, y hablando del turno de cada uno y a mi no me veían, en vista de que no se detenía su comilona, pegué un grito, que más que grito fue una carcajada:¡AJÁ! ¡LOS CACÉ!.
En menos de lo que canta un gallo han salido corriendo para cualquier parte hasta que se encontraron los dos en la puerta de salida al patio interno y les tomé la penúltima foto, porque después de ahí se fueron a sus habitaciones y se quedaron profundamente dormidos haciendo digestión de la torta que se desapareció por completo.