Mostrando entradas con la etiqueta trenzas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta trenzas. Mostrar todas las entradas

viernes, 30 de julio de 2021

MUCHACHAS BAJO LA LLUVIA

 Muchachas que pasáis bajo la lluvia

con campanitas de agua en el cabello

niñas de la actitud samaritana

que lleváis levantados los cuadernos

como para que el agua milagrosa

su inocente canción escriba en ellos.


Muchachas que ofrecéis vuestras mejillas

al fauno picarón del aguacero

frutales niñas que cruzáis la tarde

de trenzas largas y uniforme nuevo.

¡Con qué gusto romántico os daría

mi corazón envuelto en un pañuelo!


A tí, delgada niña que transitas

con paso saltarín de minutero,

te pondría esta flor de mi solapa

-sombrilla vegetal-entre los dedos


Y tú la de la capa y verde gorro

de enanito de cuento,

en una torre de ajedrez podrías 

vivir mientras escampa el aguacero.

¡Oh niñas que pasáis bajo la lluvia

mojados pajaritos del buen tiempo

venid, que en barcos de papel nos vamos

a jugar con la lluvia por los puertos!

AQUILES NAZOA

jueves, 17 de junio de 2021

Y ME LOS HICE¡¡¡!!!

 
En una oportunidad leí que en Ocumare estaban dictando unos talleres sobre hacer zapatos y tenían una tienda para vender todos los recursos necesarios para su elaboración, el taller me interesó, pero no tenía ganas de sentarme a realizar, ni a escuchar a alguien hablando o dando un discurso referente a la utilidad de los zapatos, o del taller y decidí simplemente, ir a la tienda a "mirar".   Escuché a una alumna del taller preguntarle a la dependienta sobre los materiales que debería comprar para hacer los zapatos y ella le fue diciendo y despachando; yo, mientras tanto, seguía caminando y grabando. Cuando la clienta salió, la señora me preguntó sobre lo que quería yo comprar y sin más preámbulos le dije que me despachara lo mismo que se había llevado la joven anterior. Ese día me compré cintas de semicuero, ganchos varios, capella de diferentes colores, tachuelas, tacones, tapitas, suela, saca-tachuelas, pega de zapatero, una horma de madera, número 35-36 que todavía anda por ahí, el cuchillo para untar la pega, un martillo, y no recuerdo más.

Con ese material elaboré siete pares de zapatos, compré en Caracas unos bellos medallones de cerámica y preparé unos zapatos exóticos de color amarillo, había uno con un tejido para la pierna. La gente me preguntaba que dónde los había comprado, que si de las Antillas me los habían enviado y alguno que otro interrogatorio por ese estilo. Total que un día me dispongo a viajar a Caracas al Instituto Profesional del Magisterio en Sebucán con mis flamantes zapatos, pero no contaba con que los zapatos requieren de un buen peso para que la pega, ¡NO SE DESPEGUE!,y cayó un tremendo aguacero, pues yo iba caminando por la acera buscando por donde no corriera agua y atormentada, hablando en voz alta, que un muchacho que estaba sentado en un camión de copiloto, me preguntó: -¿Qué te pasa?

Y yo casi llorando le contesté: -Los zapatos se me están despegando, y casi no puedo caminar.

El remedio fue conseguir un zapatero para que me claveteara los zapatos, y punto final, más nunca me hice un zapato.

Pero en la escuela, le decía a los niños cómo elaborar unos zapatos y los elaborábamos de cartón para realizar una buenas exposiciones de vistosos zapatos.