Mostrando entradas con la etiqueta tacones. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta tacones. Mostrar todas las entradas

domingo, 21 de noviembre de 2021

¡¡YA VOTÉ!!


 Ya regresé de ejercer mi derecho al sufragio, me fuí en la mañanita, convidé a Gabi, porque quería que viera la máquina de votación, no se pudo; me busqué en la lista, primero en la mesa 2, no estaba, luego en la lista de la mesa 1, ahí si estaba en el número 117; me senté a esperar que llamaran para pasar uno de los dos números. 

La directora de ese circuito, una profesora amiga, dispuso pasarnos a los de la  tercera edad para un  patio interno de la escuela para que no lleváramos sol; así uno de los integrantes de la Guardia Nacional llevó mi pupitre adentro y en el mismo orden en que estábamos afuera, dispuso mi pupitre y me senté; en ese momento escuché que la encargada de la fila nos dijo que nosotros éramos ciudadanos con condición de salud y por eso estábamos sentados; cuando dijo eso, yo me miré los tacones y ????, en ese momento corrió la cola para acercarme más al recinto de las votaciones. 

Entré, entregué la cédula de identidad, apareció mi foto en la pantalla de la máquina capta huellas, coloqué el pulgar derecho ahí mismo para identificar la huella, luego el pulgar izquierdo; 

ya constatada la identificación pasé a un aparte donde estaba ubicada la computadora, ahí observé las tarjetas electorales en la pantalla, pulsé la que me pareció apropiada a mi gusto, luego la palabra votar, salió la hojita con los nombres, la leí, ví que era correcta, la doblé y la introduje por la ranura de la urna del voto. Firmé en un libro, me entregaron mi cédula y salí agradeciendo a los que me habían atendido. En ese recinto estaba un muchacho que recibe, la joven que revisa la cédula, una joven sentada a un costado, luego en una mesita un joven vigilando y una joven con el bolígrafo y el libro de firmas.

jueves, 17 de junio de 2021

Y ME LOS HICE¡¡¡!!!

 
En una oportunidad leí que en Ocumare estaban dictando unos talleres sobre hacer zapatos y tenían una tienda para vender todos los recursos necesarios para su elaboración, el taller me interesó, pero no tenía ganas de sentarme a realizar, ni a escuchar a alguien hablando o dando un discurso referente a la utilidad de los zapatos, o del taller y decidí simplemente, ir a la tienda a "mirar".   Escuché a una alumna del taller preguntarle a la dependienta sobre los materiales que debería comprar para hacer los zapatos y ella le fue diciendo y despachando; yo, mientras tanto, seguía caminando y grabando. Cuando la clienta salió, la señora me preguntó sobre lo que quería yo comprar y sin más preámbulos le dije que me despachara lo mismo que se había llevado la joven anterior. Ese día me compré cintas de semicuero, ganchos varios, capella de diferentes colores, tachuelas, tacones, tapitas, suela, saca-tachuelas, pega de zapatero, una horma de madera, número 35-36 que todavía anda por ahí, el cuchillo para untar la pega, un martillo, y no recuerdo más.

Con ese material elaboré siete pares de zapatos, compré en Caracas unos bellos medallones de cerámica y preparé unos zapatos exóticos de color amarillo, había uno con un tejido para la pierna. La gente me preguntaba que dónde los había comprado, que si de las Antillas me los habían enviado y alguno que otro interrogatorio por ese estilo. Total que un día me dispongo a viajar a Caracas al Instituto Profesional del Magisterio en Sebucán con mis flamantes zapatos, pero no contaba con que los zapatos requieren de un buen peso para que la pega, ¡NO SE DESPEGUE!,y cayó un tremendo aguacero, pues yo iba caminando por la acera buscando por donde no corriera agua y atormentada, hablando en voz alta, que un muchacho que estaba sentado en un camión de copiloto, me preguntó: -¿Qué te pasa?

Y yo casi llorando le contesté: -Los zapatos se me están despegando, y casi no puedo caminar.

El remedio fue conseguir un zapatero para que me claveteara los zapatos, y punto final, más nunca me hice un zapato.

Pero en la escuela, le decía a los niños cómo elaborar unos zapatos y los elaborábamos de cartón para realizar una buenas exposiciones de vistosos zapatos.

lunes, 14 de junio de 2021

COSTUMBRES

 Nosotros los venezolanos tenemos muy buenas costumbres que nos han hecho ser un pueblo sano, en muchos aspectos; nos hemos acostumbrado a disfrutar de un empleo fijo al que asistimos responsablemente todos los días, llegando antes de la hora de entrada, cumplir con todas las actividades inherentes al cargo, nos hemos acostumbrado a contar con un vehículo que nos lleve y nos traiga; en caso de no poseer un vehículo propio, contamos con un "por puesto", o en su defecto "un taxi"; nos acostumbramos a reunirnos después del cobro de la quincena a almorzar en un buen restaurant o algunos a degustar de unas bebidas espirituosas, aunque muy poco espirituales. Nos acostumbramos a tener una nevera con suficiente comida, sin excesos y productos vegetales, en una cocina con ollas limpias y brillantes, tan satisfactorio para nosotras las mujeres; a comernos la arepa diaria, con queso, mantequilla, jamón, queso amarillo, aguacate, queso rallado, caraotas, el cafecito diario, la avena o maicina en la noche, y por supuesto nuestras queridas caraotas.

nos acostumbramos a tener un piso brillante, sea del material que fuere: cemento, terracota, baldosas, vinil, madera, granito, mármol, recuerdo que de pequeña se hacía como juego para pulir los pisos, se tomaba una tela gruesa y las jóvenes más grandes rodaban a los mas pequeños por todo el piso, con cera de vela y kerosene, haciendo la función que haría la pulidora. Nos acostumbramos a ir a las ferias anuales que llegan a nuestras comunidades, a viajar a otros lugares, con otra temperatura, a ir a la playa regularmente o a una piscina, si tenemos agua corriente, nos vamos al río, a preparar un buen hervido de res con bastante verdura, casabe y  refrescos, acompañado de un juego de dominó o de bolas criollas, o pelota. Acompañar a nuestros niños a la escuela e ir a buscarlos, y hacer que participen en las actividades folklóricas de la escuela.

Nos acostumbramos a celebrar todos los cumpleaños, aún en los momentos más álgidos no hemos dejado de cantar "cumpleaño feliz", compuesta por Luis Cruz y cantada por Emilio Arvelo, quien falleció recientemente y quien la popularizó en Venezuela y el mundo, con la impresión de que es como un himno venezolano a "la felicidad de un año más", con la convicción de que todos los que vivimos en este suelo nos la sabemos, lo que me inclina a opinar, que no puede ninguna religión eliminar una tradición venezolana placentera y formativa como es la reunión de la familia en torno a uno de sus miembros. He tomado estas costumbres  con pinzas ya que existen las individualidades y cada individuo se acostumbra a sus propios beneficios de acuerdo con las facilidades que tenga. A ir a la peluquería regularmente, nos acostumbramos a usar tacones a diario para ir a trabajar y andar perfumadas con olores exquisitos.

En fin, hay muchos espacios de convivencia a que necesariamente tenemos que adaptarnos en este modernismo o finales de mundo que nos tocó ser sorprendidos.