El mango, una delicia tropical; en Venezuela consumimos esta deliciosa fruta en temporada, a diario,a esta hora de la mañana ya he consumido cinco, antes del desayuno (una cachapa, con una taza de café negro).
No hay un ser en mi país que no coma el mango con avidez, no sólo uno sino los que se pueda comer, es digestivo, limpia los intestinos, sin cólicos, es depósito de vitamina A, es excelente para la salud, contiene ácido fólico y es exquisito.
Aquí existen muchas variedades de mango, al menos voy a nombrar las que he comido: el más pequeñito mango de bocado, de jardín, de hilacha, pico de loro, de agua, el de piña es grande como para hacer jugo; el mango verde que los muchachos se lo comen con sal y adobo, se puede agregar también a las ensaladas en trozos pequeñitos para darle ácido a esa preparación.
Con el mango verde se realiza la jalea, una exquisitez para comerla sola, con pan o galleta; generalmente en mi casa, conseguía una buena bolsa de mango verde, lo montaba a cocinar, agregaba azúcar, revolvía y luego colaba y me salía una buena porción de jalea en una olla de cuatro litros y ahí empezábamos a comer jalea, hasta el cansancio, que era un día; otra preparación es el jugo de mango, sólo se le agrega azúcar se refrigera y ya, agua al gusto y sino sólo pulpa.
Y hay tantos árboles de mango cerca de mi casa que se pierde, se pudren, los regalan y su precio cuando los venden es irrisorio.
Los poseedores de árboles de mango colocan las bolsas repletas en el frente de su casa para que el viandante las lleve para desayunar, almorzar, cenar o sólo como merienda o pasión.
