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domingo, 3 de julio de 2022

Y LLEGARON LOS CUMPLEAÑOS



Tres de sus siete esencias: el cuerpo material, la imagen y la sombra, todas unidas en pos de la satisfacción intelectual.

Pensando en el deseo personal, el grito y el brinco, modernidad que impuso no sé quién, no sé para qué.

 Y como decimos, en el mes de julio: ¡Llegaron los cumpleaños!

Empezamos a comer torta, llegó el cumpleaños de mi nieta Andrea, la dibujante. Estamos muy orgullosos de ella porque dibuja y vende sus dibujos por la vía virtual, desde hace dos o tres años, sentadita en su computadora promueve la economía del hogar y se ayuda personalmente en su actualización y en recursos varios para sentirse bien trabajando en casa, mientras, espera su ingreso a la universidad. 



Y para concluir la noche cenamos con un plato como el de la foto y un poco de refresco, yo particularmente no tomo refresco, si acaso dos dedos mientras converso. 
Los jóvenes sí se quedaron despiertos en la noche. 

FELIZ CUMPLEAÑOS MI CORAZÓN
CON TODO EL AMOR DEL MUNDO,
TE LO OFREZCO A TUS PIES.

viernes, 12 de noviembre de 2021

LOS NÚMEROS

 


De Emilio Ballagas

1


El uno es un lunarcito

que adorna el blanco papel

El uno es como la luna

una sola nada mas....

sola, solita en la noche

¡Que miedo debe tener!

2

¿El dos? Yo lo conozco

mis dos ojitos son

dos son mis piececitos

y mis orejitas, dos

dos son mis piececitos

para salir al campo

saltar y a correr.

3

Es una familia el tres

¿tú la quieres conocer?

es muy corta, ya verás

son papá, mamá y nené.

4

Las dos palomas en su casita y

dos pichoncitos a quien cuidar

cuéntalos: uno, dos, tres, cuatro

¿Ya lo aprendiste? Qué fácil es...



domingo, 10 de octubre de 2021

PANCHO Y SAN DIEGO

 

Nuestros antiguos vecinos y comunidad de Ocumare del Tuy , siempre han dicho que la estatua de San Diego de Alcalá, el Patrón, cobra vida de noche; parece que fuera parrandero? o que estuviera cansado del encierro en las cuatro paredes de la Iglesia que lleva su nombre, nada más que atendiendo peticiones o rezos de los feligreses, que se cuentan por miles para despejarse un poco con la  brisa de las madrugadas y salir a recorrer a caballo "la bajada de los Fiats" y la antigua manga de coleo cercana a Chaparral, estos dos lugares porque son poco transitados por la población, seguramente cuando se baja del caballo se empantanará los pies y/o quizás se pone a correr en la manga de coleo, mientras el caballo piensa en qué le estará pasando al "monje de las rosas", que no se puede quedar tranquilo, y no le importan ni sus pies, ni su vestimenta, ya que cada amanecer aparece con los pies llenos de lodo y la sotana sucia. Aunque, yo creo particularmente, que se le debe  estar haciendo muy difícil salir regularmente de su encierro, porque ya por la bajada de los Fiats hay más casas y por lo tanto más gente y sobre todo niños, que a la hora de la verdad, no sabremos si son capaces de hacer guardia para cazarlo en sus escapadas.

Ya no le basta con negarse a salir en procesión, poniéndose pesado y más grande, cuando lo acicalan para pasear con la comunidad religiosa, porque trajeron al otro San Diego joven y él parece que le ve algo desagradable, sino que sin pensarlo dos veces busca un caballo y se va a pasear, por esos dos lugares, porque por ahí es por donde lo han visto.

Recientemente se dice que el padre Pancho, se preguntaba por qué San Diego tenía los pies tan llenos de pantano cada mañana, y decide un día irse a verlo y a revisarle la vestimenta, a ver si tenía algo extra que él no conocía, efectivamente, su pregunta tuvo aclaratoria, ya que en el preciso momento en que él abre la puerta de la sacristía para entrar a la iglesia, se da cuenta de que el santo también está entrando por otra puerta, a lo que al momento, le replica con la familiaridad expresa de Pancho:

 -¡Si vienes de la calle, con razón tienes los pies tan sucios Diego!

-¡Vamos que te voy a limpiar los pies! 


Y así la vida la convertimos en mitos y leyendas.

Pero que lindo....¡¡¡¡¡ 

jueves, 11 de marzo de 2021

GRITANDO PASÉ POR AHÍ...HASTA QUE..

 Una amiga me invitó a su casa y yo encantada acepté, porque era en otro Estado y bueno arregle mis cosas y los de mi hija mayor y nos fuimos; llegamos al Nuevo Circo, en La Hoyada que es lugar de embarque para casi toda Venezuela, tomamos un carro de cinco puestos  y nos fuimos, aproximadamente 341 kilómetros, mas o menos,  mas de cuatro horas de viaje; según las indicaciones debía bajarme cerca de la Catedral y allí tomar un taxi que me llevaría hasta su casa.

Así lo hice, nos bajamos con esa pesada maleta, me dirigí hasta los dos taxis que estaban estacionados y le pregunté al primero de ellos si me podía llevar hasta la dirección que le indiqué, me respondió con un seco -_¡NO!, 

_Bueno, gracias


Me dirigí al segundo taxista y le hice la misma pregunta: _Me podría Ud. llevar hasta esta dirección?

Me respondió con un re-seco _¡NO!

_Bueno, Gracias.

Y se quedaron los dos recostados de sus respectivos carros.

No entendí la negativa, agarré mi muchacha, mi maleta y crucé la autopista, era aproximadamente las diez de la noche, noche silenciosa, desolada como las noches de cuarentena, no pasaba ningún vehículo, silencio absoluto. 

A lo lejos se vislumbra los faros de un carro, que alumbran el espacio donde estábamos paradas nosotras dos, contemplando la hermosa Catedral en toda su belleza, le extiendo mi brazo, se detiene y le hago la misma pregunta, me responde que sí, que es lejos, pero que él me va llevar. 


Se lo agradezco y abro la puerta, nos sentamos en la parte de atrás, con el cansancio del día y empieza el viaje, cuando digo viaje, es porque no se terminaba nunca,, es como si hubiera ido de Ocumare a Santa Teresa hubo un momento que dudé a dónde nos llevaba, pero deseché ese pensamiento de mi mente y de mi corazón. 

Salimos de la autopista, salimos de la calle y y entramos a una vía de tierra, siempre confiando en el chofer que era dueño de mi vida en esos momentos. El chofer me indicó de donde a donde era el nombre de la calle que tenía escrito, que ya habíamos llegado, que le indicara la vivienda a donde debía dejarme; la calle estaba a oscuras, todas las casas tenían las luces apagadas, no había un alma en ninguna esquina,, a quien se le pudiera hacer alguna pregunta.  El taxista subía y bajaba la calle, de arriba abajo  y nada que encontraba la casa, todo estaba muy oscuro, no podía leer ningún número, y me daba miedo bajarme amirar losnúmeros de las casa y dejar la niña en el carro. Hasta los faros estaban apagados y el señor me preguntó que qué iba a hacer, qué iba a resolver, lo único que se me ocurrió fue: _La llamaré, la voy a llamar, y empezamos a pegar gritos en cada casa a donde él se detenía: ¡Mary!, ¡Mary!, ¡Mary!, ¡Llegué de Ocumare!,;  junto con mi hija armamos una algarabía a esa hora de la noche, donde una comunidad tranquila dormía y descansaba su fatigado día de trabajo.  


Ninguna luz se encendía, hasta que al fin una de las casas encendió la luz de afuera y adentro otras luces brillaron como estrellas en el cielo de mi existencia, salió el gentío a recibirme, ¡que alegría!, ¡me salvé!, ¡que emoción!. ¡Gracias caballero!, ¡muchas gracias  por haberme traído!. ¡Gracias a la vida que me ha dado tanto!.




domingo, 2 de junio de 2019

LAS ÁNIMAS



En sus tiempos de joven, mi mamá, junto con mi abuela Justina Barreto, estaban planchando un montón de ropa a la media noche, en la hacienda La Croquera, tenía la ventana abierta para paliar un poco el calor que desprendía la plancha de hierro, que para aquella época se tenía que calentar en un fogón y agarrarse con un buen forro para que no le quemara las manos.
Lo cierto del caso es que el montón de ropa iba bajando, porque entre las dos, madre e hija, estaban haciendo el trabajo rapidito.
De repente, escucharon unos sonidos inconfundibles de personas que venían rezando y en procesión, todas vestidas de negro con fogatas en las manos y avanzando lentamente hacia la ventana por donde ellas las podían visualizar.
Las mujeres se acercaron a la ventana, donde estaban también asombradas las dos féminas, que no atinaron ni a moverse,cuando las ánimas le dijeron: -No es hora de trabajar, váyanse a dormir. 
Y desaparecieron, con la misma, después de dar esa orden. 
Mi mamá y mi abuela, enseguida cerraron la ventana y se fueron a acostar, apagando el fuego y dejando  en buen recaudo la plancha caliente.
Después de muchos años revivieron en mi presencia ese episodio de miedo frente a mí, cuando hablábamos de Las Animas Benditas y sus apariciones. 

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jueves, 28 de marzo de 2019

ENCUENTRO CON EL SILBÓN

Resultado de imagen para dos bicicletas

El Silbón es un hombre alto y flaco, en su hombro llevaba un saco lleno de huesos, le llamaron silbón precisamente porque silbaba, dicen que cuando se oye lejos es porque está cerca y viceversa, este espanto aparece en los llanos de Venezuela cuando los hombres vienen de fiestas, bebidos y alegres.

Un día común en los llanos de Guárico, un amigo de Alex lo invitó y aceptó ir con él a su casa para una celebración, en una reunión de amigos, que empezaba a las doce del mediodía y terminaba a las cuatro o cinco de la tarde, como tradición del pueblo, que después él entendería; pasaron la cinco de la tarde, ya no quedaba casi nadie, y se habían ido en bicicleta, por lo que él no tenía temor alguno porque estaba con su amigo Carlos, conocedor del pueblo.

Ya era como las once treinta de la noche, decidieron irse, montaron en sus bicicletas rumbo a casa, iniciado el camino empiezan a escuchar un silbido a lo lejos (es preciso recordar que si se oye lejos es porque está cerca). -¿Quién silba?, dice Alex y Carlos le responde.

-¡No no pana, no preguntes¡, ¡dale pedal y no voltees para atrás¡. 

Alex no entendía nada, para ese momento, pero empezó a impacientarse y el nerviosismo lo cubrió con sus garras y a lacerarlo con ellas. 

-No te preocupes pana, yo sé controlar ese bicho, si me haces caso, llegamos finos a la casa. Escucha, si silba cerca, tranquilo pana, porque está lejos, pero si silba lejos dale pedal, porque está cerquita y hay que correr. 

Siguen su camino...pero de repente, observan que un caucho se espicha. ¡¡poof¡¡ -Bueno pana, vamos a hacer ésto rapidito, súbete atrás en mi bicicleta, y nos vamos cambiando para descansar. 

Alex se sube rápidamente siguiendo camino, todo lo que les faltaba, y seguían escuchando a lo lejos el silbido de El Silbón... de la nada sienten pasos atrás de ellos.

-¡Alex, no mires hacia atrás!- Como la carretera era inclinada, sintieron que le dieron un golpe en la nuca, se cayeron de la bicicleta y salieron rodando carretera abajo...


Cuando lograron levantarse, Alex, avergonzado, lo único que supo fue que se levantó y salió corriendo despavorido, sin control, como si estuviera dentro de un túnel, y dejó a su amigo, también asustado, sudoroso, temblando y para ñapa, cargando él sólo con el peso de las dos bicicletas.¡¡¡¡