Hace un buen tiempo, recuerdo que gané la lotería, llegué un día del trabajo, cansada de mi faena diaria, creo que trabajaba en Súcuta, puse mis libros en la mesa y me dispuse a descansar un rato, pero recordé que había comprado un loto-quiz y debía revisarlo, en ese momento creo que gasté 30 bolívares en la papeleta, me senté, lo busqué entre mis libros, puse la radio y esperé hasta que el locutor anunciara los números ganadores; para ese tiempo, el loto era un boom, todo el mundo compraba y ganaba, había de todo tipo, de todos los animales; animal con el que uno soñara, ese animal salía premiado, se ganaba poquito y mucho, era una verdadera ayuda familiar; la gente hacía colas para pedir en secreto los animales que tenía en su lista ganadora. Así que ese día me decidí a jugar oyendo a los jugadores y ganadores empedernidos que no dejaban de jugar todos los días, en la mañana, en la noche, al mediodía, seguro que era desayuno, almuerzo, cena y merienda.
Pues, conseguí mi papeleta y me dispuse a esperar que el locutor dijera los números ganadores, y empezó: 1, 3, 5, 7, 9, 11, 13, 15, 18, 21.
Yo estaba sola en ese momento y repetí: 1-3-5-7-9-11-13-15-18-21
Volví a repetir: 1-3-5-7-9-11-13-15-18-21
Y repetí: 1-3-5-7-9-11-13-15-18-21-
Me levanté del mueble, caminé, corrí, abracé la columna y le decía gané, gané. No nada más abrazaba la columna, jugaba, le daba la vuelta alrededor; mi corazón estaba bombeando muy fuerte, qué iba a hacer con ese dinero, compraría comida por supuesto y si me sobraba, trataría de que fuera así, me compraría unas pinturas de uña.
Así que me cambié de ropa después de refrescarme con un buen baño, y salí a cambiar el boleto de lotería, lo entregué y quedé asombrada cuando el dependiente me entregó un billete de 50,00 bolívares, toda la energía desplegada se precipitó al vacío de la inconformidad y decepción. Mas nunca jugué.... primera y última...