lunes, 18 de enero de 2021

EL MIEDO ES CREATIVO

 


Estaba ese día bajando muy lentamente por una avenida de Vista Alegre, saliendo ya de la visita en la calle F, que le hacía semanalmente a Grachy, a quien tenía interna en el colegio de las monjas, mismas con quienes yo estudié mi secretariado Comercial a la edad de doce años, durante tres años completos.


Pensaba en el fastidio que representaba que no había vehículo para bajar hasta la avenida principal de Vista Alegre, o hasta la Estación La Paz, tenía que hacer este trayecto a pie con el consiguiente cansancio, ya que trabajaba hasta el viernes, el sábado organizaba lo que llevaría el domingo y ese día también me levantaba temprano para despedirme de Mai y salir para Caracas, desde los Valles del Tuy, después de desayunar. 



Así que manos a la obra, iba bajando ese domingo, si mal no recuerdo, sería cuatro pm, domingo, un día claro y tranquilo, de pronto escucho detrás de mí a un muchacho que saluda a alguien invisible en una cancha vacía, lo saluda y le explica hacia a dónde va; enseguida me asusté y volteé hacia atrás, para ver de quién se trataba, pensé: ¡si piensa atracarme no me va alcanzar!, ¡no va pasar al lado mío!, le ví un mecate en las manos que lo oscilaba, enrollaba y desenrollaba, pensé ¡me puede ahorcar con ese mecate!, ¡me va ahorcar con ese mecate!,  ¡pues no se lo voy a permitir!.  Con estos pensamientos empecé a caminar, que digo caminar, volar, ¡tenía alas en los tacones!, y  él también casi corría detrás de mí;  de vez en cuando volteaba y le miraba una nueva herramienta de tortura, ¡un cuchillo de explorador!, ¡con eso me puede sacar el corazón!, ¡pero no me va sacar mi corazón!,  además  ¡si es que puede agarrarme!, adelanté a una mujer, a un hombre, crucé la avenida principal, bajé las escaleras  en mi alocada caminata hasta llegar a la autopista, la crucé y me dirigí hasta el metro de La Paz, cuando llegué ¡oh! sorpresa, veo al muchacho reunido con otros jóvenes armando una tienda para promocionar no sé qué cosa. ¡puf!, desmayo total:_¡Señora!, Ud. si camina rápido, tome lo que se le cayó en Vista Alegre.




viernes, 15 de enero de 2021

CASUPO Y RIKI-RIKI

                             casupo

Hay plantas que son exclusivas de algunos lugares para uso alimenticio y otros usos, aquí en Venezuela tenemos el Casupo, aunque creo que de Latinoamérica, que no lo había escuchado en Caracas, pero tuve la suerte de encontrarme en la población de Súcuta, con el señor Teodorito Martínez, "Libro Abierto de Súcuta" y me comentó que es una planta que se dá por estos lugares, muy semejante al riki-riki, que junto con los plátanos y cambures coinciden en su estructura, es decir son muy parecidas sus hojas; el riki-riki da una flor muy singular que produce su sonido especial al mecerse con el viento de estos espacios, dicen los pobladores que suena como las culebras; por eso al riki-riki le ha permitido su identificación, además del colorido de su flor y lo largo de sus hojas. 

En cambio, el casupo, cuya flor es blanca, tiene unas hojas de 30 cm aproximadamente, más ancha que la del riki-riki, pero más pequeño en altura, más o menos de un metro, y se pueden ver a lo largo de ríos o aguas, cuyo nombre científico es Maranthe Casupo. Nos habló también, de la utilidad de estas plantas, el riki-riki, sirve como planta ornamental exótica, se preparan hermosos ramos, donde se observa la vistosidad de la selva, y el casupo es usado para envolver un dulce tradicional venezolano, llamado "pelotas" y específicamente de procedencia tuyera.

Yo probé este dulce en una oportunidad que una compañera de trabajo (Mercedes), nos lo ofreció con la participación de su señora madre, lo destapamos, recuerden que la preparación va envuelta en estas hojas de casupo, lo probamos, exquisito. Quién sabe si hoy día la gente lo hará con hojas de casupo, por no distinguirlas, o utilizará las de plátano con las que envolvemos las hallacas. Cerca en Colombia hay una planta llamada bijao, muy parecida, quizás sea la misma, allí la usan para envolver hallacas, bocadillos de guayaba, tamales, comidas, quesos y otras preparaciones.

                    bocadillos de guayaba

                      papelón envuelto

La señora Beatriz me hizo caminar hasta donde estaban unas matas de casupo para que las conociera, en la selva donde vivía y que observara diferencias entre hojas de cambures, plátanos, casupo y riki.riki.

cambur
plátano
riki-riki

 Gratos recuerdos que comparto hoy.  

¡ NO ! ¡ ESO PUYA!


 Estábamos pasando por el frente de la escuela Chamicero o Hermanas Cano, avenida Cecilio Acosta, al lado de la carpintería,  está un túmbolo que le mandó a hacer su familia, por haber fallecido  un muchacho llamado Luis, al lado justamente está una mata de nopal, muy preciada en México y que en Venezuela la llamamos tuna, pero no tenemos cultura de alimentarnos con ella.

Victoria, mi nieta levantó el dedo para tocar la mata, y escuchó una voz que le dijo: _¡ NO ! ¡Eso puya!, ella se volteó y me preguntó: _Abuela, tú... me dijiste que esa mata puyaba?

_No, yo no he hablado, pero si no fuí yo, fue el que vive en ese túmbolo. Un muchacho que murió allí, hace muchos años, y probablemente esté sentado ahí mirando pasar a la gente, hablando con la gente, aconsejando a los que caminan en esta acera de que no se metan en problemas. Muchos no lo oyen y se meten en problemas y otros lo oyen como tú que le hizo caso y no tocaste la mata que te iba a puyar, porque eres un alma limpia.


Con esta historia seguimos nuestro camino.....


jueves, 14 de enero de 2021

MENTIRA, POEMA

Es mentira niña mía

No me creas lo que dije

Me conformo con oir

Tu voz de alegre querube


De escucharte rabiando

Porque no puedes dormir

O cuando el teléfono calla

Noticias acá de mí.


Tus deseos en las cosas

Que me quieres obsequiar

Mirando las vidrieras

Se pasa el tiempo no más.


Y sin contar con las horas

Que pasas pensando en mí

soñando...

¿Dónde estará?

¿En qué saltimbanqueará?


Y así, seguirán los días...

Tú en tus cosas

...Yo en las mías

Y mi Dios como testigo

De que hice

Todo

Lo que mejor pude

Hacer siempre por tí

Y por qué no: para tí


miércoles, 13 de enero de 2021

TODY ARTESANAL



En historias anteriores, he mencionado al tody artesanal, recuerdo que una alumnita me trajo la matica ya sembrada en un potecito plástico, la puse en el jardín y la ví crecer; en esa primera cosecha salieron dieciocho vainas o maracas del tamaño de una regla, empecé a buscar en internet acerca de su preparación y conseguí que en Colombia hay un lugar donde una pequeña industria venden sobrecitos con este alimento; de ahí empecé a copiar el trabajo que hacen y cada vez que tengo suficientes me preparo mi tody y no brindo, si acaso a la más pequeña, pero nos lo comemos  por cucharadas, o cuando vienen  los alumnos les ofrezco una cucharada para que la prueben, y por supuesto, piden más.
Bueno ahorita, recogí la cosecha, pude darme cuenta que cuando dejo colorear de marrón la maraca o vaina, las semillas son pequeñas, pero cuando las cosecho verdes y que estén bien gordas, las semillas blancas son grandes del tamaño de una almendra.
Como eran bastantes, las puse a quemar en una sartén grande, pero he estado durante toda la semana haciéndolo y no termino, así que decidí ponerlas en dos sartenes para tostar más rápidamente.
Los semillas tostadas y partidas las voy colocando en un envase tapado para ponerlas a hervir en una olla y se terminen de cocinar.
Al concluir el hervido, fueron a la licuadora agregándole azúcar, y a disfrutar, solo, con pan, con casabe, o con leche.

Necesita sol y agua
      
Ya es una hermosa mata sobre la de limón
    
     Sobre la mata de lechosa
    
Tostando las semillas
  
      
   

Semillas tostadas

 

lunes, 11 de enero de 2021

CAPILLA DE SÚCUTA

 "Las plantas se estaban secando, los insectos cantaban tristemente; un canto lastimero por la sed que los agobiaba, el hombre con el sudor corriendo por sus mejillas, miraba al cielo suplicando una gota de agua, el ambiente con su inacabable  vapor arropa todo lo que mira, todo lo que toca: ¡SEQUÍA! Dice la gente, grita la gente, ¡no llueve!, ¡no hay cosecha!, ¡no hay siembra!, ¡nos moriremos de hambre!. ¡No!, ¿De hambre? ¡Nooo! Dios no lo puede permitir, un pajarito no necesita de grandes ropajes para cubrirse, no necesita de grandes banquetes para alimentarse, nosotros no podemos ser menos que los pájaros y otros animales.

Corría el año 1950, Antonio Veitía conversa con la gente, qué hacer? Será que Dios nos escuchará? Será que si le pagamos una promesa, Él nos mandará agua para nuestras necesidades, y.... ¿Si compramos un Cristo?, ¡Si! ¡Vamos a hacerlo!

Así fue como Antonio Veitía, Bernardo Flores, Cornelio Aparicio, Gabriel Landaeta, María Flores, José Cabriles y Rafael Bocanegra se unieron, reunieron el dinero para comprar un Santo Cristo a unos monjes españoles y lo obtuvieron, luego fundaron una Cofradía: La Cofradía del Cristo de Súcuta, apoyados por sus familiares: madres, padres, esposas, esposos, hijos e hijas, sobrinos y sobrinas, ahijados y ahijadas, nietos y nietas; todos con el éxtasis del encuentro con el Jesús de Nazaret que tanto amamos".

"Es así como se dá inicio a una manifestación exclusiva de Súcuta, la peregrinación del Cristo, realizada cada año en tiempo de Semana Santa; de allí nació esa fe cristiana tan arraigada hoy en día, en nuestros corazones, desde ese momento empezaron los preparativos para la instalación del Santo Cristo en una capilla, hecha con las manos ansiosas de los devotos, manos piadosas que recolectaron las piedras, el cemento, tablas, clavos, arena y unieron cada partícula con un amor tan grande como la tierra que los albergaba.

Ya en 1998 inauguraron la nueva capilla, que Antonio y su esposa, habían ayudado a construir con su peculio...para espacio y comodidad de las familias... ya que vendieron un apartamento que tenían en Caracas por 20.000 bolívares y ese dinero se entregó a las cinco personas que trabajaron en su construcción, la cual se terminó al mes de inicio.

Mensualmente Antonio Veitía, hijo de Ramón, difuntos los dos, estuvieron pendientes de recoger cada año, el dinero necesario para la compra de flores, renovar el estandarte, realizar las invitaciones, enviarlas, reunir la organización, comprar refrigerios para el largo camino y velas para ofrendar al santo". En las fotos que siguen se observa las imágenes que están en la capilla, un espacio cuidado por la comunidad y la señora Beatriz de Veitía cuidadora hasta ese momento del cumplimiento de la actividad (fallecida en el 2014). Éste fue su legado. Gracias amiga Beatriz, a quien recuerdo con mucho cariño, por su servicio invalorable, a la comunidad.




                                                               Jardín de la capilla

                                                                        El puente de Súcuta 


domingo, 10 de enero de 2021

PARECÍA UNA PITÓN¡¡¡¡¡

 


En una oportunidad, sembré en el frente de mi casa, en el jardín, una mata de parchita, que me producía unas hermosas frutas, y eran tantas y tan grandes que era imposible que las consumiéramos todas en la casa, así que preparaba bolsas y las colocaba en el frente para  que se las fueran llevando personas de la comunidad.

                jugo de parchita


                    cascos
mousse

               chicha de parchita
                   cascos

Peeero,un día, alguien me dice:_ Josefina, vas a tener que salir de esa mata de parchita. ¡NO! _¿Por qué?, me da hermosas parchitas, todos los días tomo su delicioso jugo, regalo muchas frutas a la comunidad, preparo otros manjares, esa mata no me perjudica en nada, la amo, es preciosa y cosecho muchos frutos.



Me contestó: _Porque ahi, encima de la enredadera, duerme una gran serpiente que debe tener como aproximadamente 50 o 60 cm de grueso, de ancho; cuando la ví, esta mañana, me dio casi un infarto, me pegué de la pared y dejé que siguiera su camino.

_Y para dónde agarró?

_La serpiente se metió en la alcantarilla de la escuela Rosa Peña.

_Que horrible, ya la voy a quitar, con todo el dolor de mi alma.

Entré a la casa, busqué una tijeras de jardinería, un machete y empecé hasta concluir esta dolorosa misión, eliminar por siempre a una hermosa mata de parchita, que sólo me había dado frutos, hermosos frutos, mucha felicidad, y que por ese indefinible temor ancestral a las sierpes, no me era posible mantener.


Días después, en el frente de mi casa quedó estacionado un carro grande, no se si ford, y estuvo lloviendo mucho esa noche; en la mañana cuando miramos el techo del vehículo, tenía marcada la huella de la serpiente que abarcaba todo el perímetro, e igualmente el lugar por donde se bajó, todo era enorme y terrorífico, que parecía más bien la huella de un pulpo gigante.