domingo, 4 de abril de 2021

LA MUERTE Y EL PELÓN


 
La muerte y el pelón, chiste de cuando tenía 5 o 6 años, que leí en la portada del periódico Ultimas Noticias, y que hoy hago una recreación con su recuerdo. En ese momento no lo entendí, pero lo guardé  en el cofre de mis recuerdos, para hacer esto hoy con él.

"Resulta que un hombre barbudo, pelo largo, sucio, sin bañarse, con las uñas largas y entierradas, bueno, el propio mendigo, solo, sin nadie que lo acompañara ni en lágrimas, ni en tristezas, en una vivienda detestable, sábanas llenas de grasa, cortinas raídas y rodando por el piso, sillas partidas, un horror,  no por lo humilde sino por lo sucia y descuidada que la tenía; por esta existencia sin provecho, está cansado de vivir y decide invocar y pedirle a la Señora Muerte que se lo lleve a otros parajes, ya que no quiere seguir viviendo con tantas carencias. La muerte escucha que un mendigo lo está invocando, lo busca y llega a su presencia, lo interroga, conversa con él un rato y conoce de primera mano, de su desencanto de vivir, Doña Muerte le acepta su propuesta y le dice que vendrá al día siguiente, porque hay muchos viajes por "el corona" y que aproximadamente llegará a las diez en punto, que esté preparado para que emprendan el suyo, que va ser muy provechoso para él, porque va conocer las fronteras de lo desconocido y va poder escoger otra forma de existencia, la que quiera, la que guste, la que esté más acorde con su forma de ser. 

Se despidió: -¡Hasta mañana hijo!    

-¡Hasta mañana Señora Muerte!, 

-¡No se vaya olvidar de mí por favor!. 

_¡Descuida hijo!, 

-¡Confía en mi!, 

-¡Yo soy muy segura!......   

Estaba pasando el día y entre hora y hora el mendigo se fue arrepintiendo de su petición... decide bañarse corriendo, cambiarse de ropa, buscó ropa nueva que había comprado y dejado en el olvido, decidió cortarse la barba y el pelo, hacerse manicure y pedicure, perfumarse; acomodó su cuarto, lo limpió cambió de sábanas y cortinas, pintó las paredes, claveteó la sillas, hasta puso flores y dejó todo impecable, oloroso y pulcro, y él estaba que ni se diga, se veía estupendo y pensaba que estaba muy atractivo y que cualquier mujer se fijaría en él  y hasta lo piropearía o entablarían una relación amorosa.  

Con todas estas cavilaciones y correderas pasó el tiempo y se acercaba ya la hora del encuentro, tomó un periódico, se acostó y casi  se esconde para que Doña Muerte no lo viera.  Llega Doña Muerte, buscando al mendigo, por arriba del techo, debajo en el patio, por la calle, encima de los árboles, y no divisa para nada al hombre con quien estuvo conversando el día anterior. Se sienta en la cornisa de la ventana y decide: -"Bueno, ya que no me puedo llevar al mechúo obstinado de la vida que estaba en esta casa ayer, tendré que llevarme a ese Pelón, sano de alma y de cuerpo, contento, pulcro y oloroso que está leyendo el periódico en este hermoso cuarto!. 

"Agarrando aunque sea falloooooo". Se escuchó en eco decir...............



sábado, 3 de abril de 2021

VELORIO VENEZOLANO


 En los velorios venezolanos se le agradece a la gente que acompaña los rezos por el difunto con café, chocolate, galletas, queso; el año pasado tuve la oportunidad de ir a un rezo y me ofrecieron un bollito de hallaca y otras sabrosuras con su respectivo cafecito, claro hay que recordar que se empieza a rezar al día siguiente del entierro una novena de rosarios en nueve días, el último día del novenario son tres rosarios y entre espacio y espacio se ofrece algo a los rezanderos; en los pueblos se les ofrece a los que se van a quedar con los familiares, juego de cartas, café, aguardiente, chocolate y algo de comer, la gente pasa su noche divertida jugando y contando chistes, con la hermosa finalidad de que no se duerman y pasen la noche despiertos. 


en los velorios de angelitos que mueren antes de los siete años, se guarda otra consideración, como es la música, se le hace un traje nuevo y se le colocan unas alas, se tiene al bebé acostado o sentado en una silla, en algunos puntos de la geografía se lo prestan con la creencia de que trae buena suerte, y allá va la gente a participar en el velorio junto con la alegría de los niños.

Aquí donde yo vivo, como algunos (4 o 5) se murieron de covid pues no está permitido ir a la casa del muerto a nada; allí sólo pasan las autoridades de salud a limpiar, chequear a los dolientes y fumigar las dependencias de la casa.

Por lo menos en estos momentos en los que hay 16 positivos de covid, sólo en la entrada de la urbanización, pues nos restringieron las salidas y caminaderas para seguir con el chequeo y va un camión  rodando con una bocina avisando y promocionando la situación "quédate en casa" y el uso correcto del tapabocas y guantes.

Hoy día que están tan caros los ataúdes, los cuerpos van directo al crematorio.

viernes, 2 de abril de 2021

PREMONICIÓN

 Yo conocí a Yolanda, cuando las dos cursábamos tercer grado, yo de 9 y ella de 8 años, en la escuela de las Hermanas Adoratrices, las dos vivíamos en El Guarataro de la parroquia San Juan, allí había una cárcel nombrada cárcel del Obispo, digo yo si sería una cárcel inventada por algún cura para sofocar a los sanjuaneros. Mi familia fue a parar allá cuando salimos de los bloques de Artigas, se pagaban ciento cincuenta bolívares y era imposible cancelarlos mensualmente. Tenía tres habitaciones: una para mi tío con su muchachera, otra para mi mamá y sus dos hijos y otra para mi tío Luis. Mi mamá le pidió a mi padrino un espacio y le dijo que sí, no recuerdo esa mudanza, pero sé que ahí estuvimos por un tiempo.

Yolanda y yo fuimos muy buenas amigas, tanto que yo fuí madrina de su hija y ella madrina de la mía, desde el tercer grado que estudiamos juntas, hasta que decidió su esposo llevársela para España y que muriera ahí, quizás de covid, no lo sé. Bueno, lo cierto fue que estudiamos tercero, cuarto, quinto, sexto, educación media, ella abogacía y yo maestra. Esta familia me hizo conocer la Metafísica, obsequiándome libros para leer. 

Un día de los tantos que pasaron, soñé que su papá se había muerto y nosotras estábamos peleando por una falda negra de tachones que usábamos las dos, por supuesto era ella la dueña, porque yo carecía de muchas cosas; ese día me levante de la cama, recordé el sueño y me vestí y fuí directo hasta su casa, a contárselo tanto a ella como a su papá, había la suficiente confianza como para hacerlo; él se sonrió y me habló así: -Mira caraj... falta mucho tiempo para que tú te bebas mi chocolate, mi café y te comas mis galleticas, oíste?, jaja, 

A la semana siguiente, que llegué a la casa de mi amiga, ella me avisa que su papá había muerto, me senté a pasar ese susto, al recordar el sueño premonitorio que había tenido la semana anterior. y puedo aseverar que si hay avisos en los sueños.



jueves, 1 de abril de 2021

EL ALUMNO Y EL CONDÓN

 Era un primer grado, todos chiquitos de cinco o seis años hasta siete, estoy leyendo en la pizarra: "amo a mi mamá, mi mamá me ama.....", cuando oigo en la parte de atrás del salón a una alumnita haciendo bombas: bbrrr bbrrr, no ví qué era, y mando a la pasante a que averiguara qué era lo que estaba pasando, mientras yo sigo trabajando con los demás alumnos. De repente no era una niña, sino otra y otra, tres niñas haciendo bombas, la pasante, me dijo calladito que estaban soplando unos preservativos; me quedé de una sola pieza porque pensaba en la forma de quitárselos sin que se ofendieran o lloraran y que los demás alumnos no se dieran cuenta, muy tonta yo, por supuesto que ya sabían lo que pasaba, pero no volteaban para nada.

Así que le dije a la pasante que se los llevara al recreo sin ser la hora, que los paseara por el patio y los regresara, además le fui indicando las filas que tenían  que salir primero, hasta que me quedé con las niñas que estaban alborotando el salón; les pedí que me lo entregaran de una vez, muy obedientes, sin chistar, se levantaron y me los entregaron; la pasante ya venía con los otros niños, entraron, se sentaron y continuamos con la lectura, una de las niñas se levantó de su pupitre, tomó el preservativo de la basura y empezó otra vez a tratar de inflarlo, con los consiguientes  reclamos de mi parte y de la pasante quien se unió  para quitarle a la niña su juguete. 

Pasó el día ya habíamos solucionado el problemita distractor, llegó el día siguiente y cuando estamos en plena actividad empieza el bbrrr  bbrrr, otra vez, pero se los quité y los guardé para cuando la madre regresara al medio día, así poder entregárselos.

Estuve de guardia, no me distraje en lo más mínimo, esperando que llegara la señora y le dije: _Tome ésto lo trajo su hija ayer y hoy.



_¡Ay, maestra, que pena, es que esos muchachos me revisan todo!

Y se fue corriendito......



"JUVENTUD DIVINO TESORO"

 A veces repetimos frases, que no sabemos de dónde vienen, ni quién las dijo, ni dónde fueron pronunciadas, no tenemos la fisonomía de su autor, ni nada por el estilo, sólo sabemos que un día fueron pronunciadas, se pusieron de moda, todo el mundo las repitió, el pueblo se adueñó de ellas y quedaron ya, no como de un autor: fulano de tal sino, del pueblo. Así sucedió con esta hermosa frase pronunciada muchas veces cuando vemos a los jóvenes hacer algo que nos causa asombro, repetimos como loros: _Francamente, "juventud divino tesoro", pues resulta que esta frase pertenece al famoso poeta nicaragüense Rubén Darío, y el poema se llama "Canción de otoño primaveral" y dice así:

Juventud, Divino tesoro,
¡Ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro
Y a veces lloro sin querer.

Plural ha sido la celeste,
Historia de mi corazón,
era una dulce niña, en este
mundo de duelo y aflicción.
Miraba como el alba pura;
sonreía como una flor
era su cabellera oscura
hecha de noche y de dolor.
Yo era tímido como un niño 
Ella, naturalmente fue,
para mi amor hecho de armiño
Herodias y Salomé.
Juventud, divino tesoro
¡Ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro
y a veces lloro sin querer....

La otra fue más sensitiva,
y más consoladora y más
halagadora y expresiva
cual no pensé encontrar jamás
pues a su continua ternura
una pasión violenta unía
en un pelo de gasa pura
una bacante se envolvía.
En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebé
y le mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe.
juventud, divino tesoro,
¡te fuiste para no volver!
cuando quiero llorar, no lloro
y a veces lloro, sin querer...
otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasión
y que me roería, loca
con sus dientes, el corazón.
poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad.
y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Eden
sin pensar que la primavera
y la carne acaban también.
juventud, divino tesoro
¡ya te vas para no volver!
cuando quiero llorar, no lloro
y a veces lloro sin querer...
¡y las demás!, en tantos climas,
en tantas tierras, siempre son,
sino pretexto de mis rimas,
fantasmas de mi corazón.
en vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar
la vida es dura, amarga y pesa
¡ya no hay princesa que cantar!
mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin,
con el cabello gris me acerco
a los rosales del jardín...
juventud, divino tesoro
¡ya te vas para no volver!
cuando quiero llorar, no lloro
y a veces lloro sin querer...
¡mas es mía el alba de oro! 




martes, 30 de marzo de 2021

EN MI SALÓN: ¡UN DUENDE!

 Yo tenía el salón más feo de toda la escuela, las paredes estaban esconchadas, es decir sin pintura, se le veían los bloques, de la mitad para abajo, el escritorio también horrible, los pupitres ni se diga, los hierros salidos, que por cierto me monté en uno de ellos para ornamentar el salón y me caí, raspándome todo el brazo  con uno de los brazos sin madera de ese asiento, lo mejor fue que me levanté calladita la boca, para que nadie supiera que había dado en el piso con mi humanidad, me levanté, me sobé y pa´lante , porque no había y no tenía para qué pedir auxilio.

Resulta que empecé a trabajar sobre la visibilidad del salón, pinté algunas figuras en las paredes que pudieran engañar la vista de los alumnos y no se fijaran en la fealdad sino en los dibujos;

Llevé de mi casa algunos sténciles  o plantillas para hacerle grecas a las paredes y al escritorio, el pizarrón también lo refaccioné para poder trabajar mis dibujos en él. 

En frente me quedaba un espacio verde y junto con los niños preparé un jardín con piedras pintadas, tapas de leche y las plantas que trajeron los niños, las cuales fueron señalizadas con pedazos de madera. 


El conjunto se veía bien ya que con la luz brillaban las tapas de leche, colocadas simétricamente en los caminitos. Muchos de los demás colegas, junto con sus alumnos, fueron a ver el trabajo elaborado por mis niños de tercer grado, y se les veía el agrado en su cara al contemplar el jardín.

En el salón no tenía forma de cerrar un hueco de la reja y niños de la comunidad o serían ellos mismos se introducían por ahí para dañar las cosas que tenía amontonadas en el aula; así que un día pinté la cara de un duende en el pizarrón y les dije que ese duende estaría allí cuidando las cosas que tenía en el salón, haciéndole muchas muecas para nombrarlo (ese duende era tan feo que yo no quería ni verlo); el duende permaneció en el pizarrón mucho tiempo, pero los muchachos seguían desordenando el salón. 

Un día llegué con una historia de duendes: "Que estaban en mi casa y que yo los estaba oyendo y los seguí hasta una mata de cambur y demás ideas que ellos mismos me estaban indicando con sus preguntas y respuestas, porque había un completo silencio entre los niños, quienes se veían la cara con asombro y opinando, cómo es, era, fue y muchas historias más que surgió de ese cuento que empecé para calmarlos, para hacer que se interesaran en las actividades del salón, aclaro que este era un salón de tercero, rural, pero por regla general los alumnos son más grandes que la edad promedio para ese grado (-1994). El colmo fue que a la hora del recreo escucho unas pedradas en el aula contigua donde había abandonados un montón de pupitres y cuando le pregunto a los niños por este asunto , me contestan: _Maestra Josefina estamos cazando un duende que está debajo de esos pupitres.

_Bien cálmense que ahí lo que está, seguramente, es un pobre perro cobijándose de la lluvia.

Al día siguiente, llegaron los representantes:

_Maestra Josefina, cuéntanos qué fue lo que te pasó con los duendes en tu casa???

Uffff

 ¡¡¡¡¡Una simple idea todo lo que revolucionó!!!!!!


lunes, 29 de marzo de 2021

¡NO TE ESCONDAS QUE TE VÍ!

 En una de mis visitas paseos a Caracas desde los Valles del Tuy, estábamos paseando por el centro, que tiene como nombre  El Silencio, con su hermosa plaza O´Leary enfrente del bloque No. 1, donde justamente existía una venta de libros, donde mis compañeras y yo nos deleitábamos mirando libros y recuerdo que el señor que atendía la venta me regaló el libro "Las Memorias de Mamá Blanca de Teresa de la Parra" que por cierto, aún conservo (-1968); 




Ese día seguimos nuestra caminata hacia los lados de San Francisco Y la niña se antojó de un helado justamente cuando vio un carrito que tocaba desesperadamente su campanita llamando clientes infantiles, detenido en una esquina; me acerqué y le dije al muchacho: _Por favor un helado. 

El muchacho abrió la portezuela del carrito para que yo mirara dentro y me dijo: ¿Cómo está Ocumare?¡¡¡¡¡¡¡¡ Sorprendida lo medio miré, pero no lo reconocí para nada, y le repliqué: ¿Y cómo sabes tú que yo vengo de Ocumare?, a lo que el muchacho me contestó: ¡Ay! ¡Maestra Josefina, yo fuí alumno suyo en el Grupo Escolar Miranda!, es como si tuviéramos una marca en la frente que dice MAESTRA.


Verdaderamente que nosotros los maestros no podemos estar escondidos, porque siempre los alumnos nos ubican.



(Ya no comemos helado. Marzo 2021)