domingo, 24 de enero de 2021

HUYENDO DE TRÁNSITO


 Me había comprado un volswagen usado que me lo había vendido un representante del Grupo Escolar Miranda, quizás oyó que me quería comprar un carro o la niña se lo comentó al papá, recuerdo que la niña se llamaba Bárbara, pero no sabía manejar, y él me trajo el vehículo, y enfrente de la casa, en el estacionamiento donde hoy funciona el bachillerato de la Escuela Rosa Peña, en una tarde me indicó lo que tenía que hacer para controlar las velocidades: 1. 2.3.4.R, pasaba  por el frente de él y repetía lo mismo: 1,2,3,4,R, así estuvimos toda la tarde, hasta que oscureció: 1,2,3,4,R, lo que me pareció extraño fue que no se montó ni por un momento conmigo para indicarme la lección sentado al lado mío, bueno, tendría sus razones de supervivencia.


Después de esta tarde me dejó sola con mi volsky; empecé a salir a las diez de la noche con mi hermano, a dar vueltas por todo Ocumare para afianzar mi aprendizaje. Hasta que se me ocurrió la grandiosa idea de irme a la escuela con el carrito. Así que un buen día prendí el carro y empecé a tomar una vía alterna, llamada Vía de los fiats, porque los camiones que venían cargados de cuarzo de la cueva de El Peñón, para hacer cemento, eran obligados a tomar esa vía y no la del centro, que les estaba prohibida; esta es una de las riquezas de la envidiada Venezuela: "cemento de cuarzo"; creo que no pasó una semana cuando ya me sentía vigilada por una patrulla de Tránsito, que se estacionaba en la escuela Obdulio Álvarez y controlaba mi paso por ahí.


Hasta que un día, la patrulla me siguió hasta mi casa, en cuanto me bajé del carro, me llamó el fiscal de tránsito y me habló en estos términos: Hola, Josefina, dime si tienes tu licencia de conducir?_ No, no tengo dónde sacarla. _Bueno, el lugar más cerca es Altagracia de Orituco, voy a hablar con alguien que va todos los días para allá, para que te lleve y presentes el examen ahí, está bien? ¡Si! Gracias.

La persona que me llevó era un representante de mi grupo de alumnos del Grupo Escolar Miranda, y se lo agradezco ahorita sinceramente, en cualquier parte del universo donde se encuentre; así que me entregaron mi licencia expedida desde Altagracia de Orituco, y gracias a todos los involucrados en esta bendición.    

Ya desde este momento era capaz de salir fuera de Ocumare con mi carrito, que era una bendición, como todas las cosas que se han acercado a mi existencia, buenas y malas, tristes y alegres, 


sábado, 23 de enero de 2021

MI PRIMERA NOCHE EN....


Llegué a las oficinas del Ministerio de Educación en Los Teques, con mi título de Maestra, mis notas de los cuatro años de estudiante,  mis nervios por miedo a lo desconocido,  ya que mi tío me había enseñado el periódico "Ultimas Noticias"donde decía que había 15.000 maestros sin empleo. Como siempre acostumbro, cuando quiero lograr algo, guardo silencio, no opino; cuando llegué al pasillo de entrada de la Supervisión, observé a lo lejos que había un grupo de personas, que luego me dijeron, eran los supervisores de Educación, del Estado Miranda, porque se había levantado una huelga de maestros, (no sabía por qué motivos) era el año 1969, uno de los profesores se levanta de la reunión y muy amablemente me interroga. Yo le respondí, que lo único que  quería era trabajar, le enseñé mi boleta, y que no importaba el sitio, recuerdo a ese ser humano, ya que se portó muy bien conmigo, el profesor  José Antonio Camacho, me dijo que necesitaba una persona en Los Galpones, y quedé como Maestra Coordinadora, me correspondía buscar el sueldo de la otra docente en Ocumare del Tuy, firmar la documentación y entregarla al Banco y al ente de Educación correspondiente. Me dijo igualmente que el Instituto Agrario Nacional me daría una casa rural para mi estadía en Barlovento, cerca de la escuela. Llegué a mi casa a dar la noticia, de que ya tenía un cargo de maestra nacional, sino que también tendría vivienda para estar el tiempo que me correspondía y pagar mi  noviciado en rural, a lo sumo dos años. y que debía iniciarme el 03 de noviembre.


Mientras se adecuaba la vivienda, y yo compraba lo que necesitaría para vivir esos dos años, mis amistades de Caracas me consiguieron una ubicación cerca, mi amiga Sira, a quien se lo agradezco y  con quien compartí mis primeros días en Barlovento. Esa noche el tiempo estaba lluvioso, y yo nunca había estado fuera del abrazo de mi mamá. En Barlovento, cuando truena se siente que el ruido se va extendiendo por toda aquella llanura y se siente horrible, bueno eso era lo que yo sufría en ese momento; truenos, relámpagos, aguacero total, truenos, oscuridad, y más truenos que parecía una cancha de bolas criollas, rodando por una calle y golpeándose una con otras, o una cantidad de barriles chocando contra otra envergadura con temor de que me cayeran encima. ¡Relámpagos Pum!  ¡relámpagos pum! ¡relámpagos pum! ¡relámpagos pum! ¡pum! ¡pum!. 


Me removía en mi cuarto de un lado a otro, me tapaba la cara para no ver el brillo de las luces, los oídos para no escuchar el sonido de los golpes en el techo, me levanté sigilosamente con el colchón terciado debajo del brazo y toqué a Sira con las manos: -¡Por  favor déjame quedarme aquí, que tengo mucho miedo! Y Sira, una mujer mayor que yo, me contestó: ¿Miedo? ¡No juegue chica!. No me importó, puse el colchón en el suelo al lado de su cama y me acosté, mejor dicho, me acurruqué, luchando desesperadamente con mis miedos infantiles, volteada hacia Sira, que... ya.... empezaba a roncar... 



viernes, 22 de enero de 2021

DESPEDIDA


 
Como "recordar es vivir", viene a mi memoria un bonito momento a finales del 2014, en la Unidad Educativa Estadal José Félix Ribas, cuando la Comisión de Cultura preparó junto con algunas de mis compañeras de trabajo, una despedida por mis veinte años de labor en esta escuela donde ejercí como maestra de aula, asímismo como Maestra de Educación para el Trabajo y para cerrar mis años de servicio, como Bibliotecaria,  encargada a su vez del Programa Nacional con las computadoras Canaima, en la Sede antigua y la recién inaugurada, ya que los maestros me rechazaron como Subdirectora, cargo para el cual me había propuesto una persona que estaba encargada de la Subregión Educativa Valles del Tuy (Se agradece, de todas maneras por la deferencia hacia mi, y porque me conoce y sabe que mi único fin y objetivo en una escuela es trabajar con Pedagogía y que siempre he sido una persona creativa que no me rindo ante las dificultades).

En fin, mis compañeras prepararon la despedida en una urbanización cerca de la autopista Charallave Caracas, en la casa materna de una de las jóvenes maestras, una vivienda bellísima, de dos o tres plantas, con jardín espacioso, piscina y baños, cocina aparte en el exterior, muy cómoda.

Llegamos a esa vivienda antes del mediodía, disfrutamos, bailamos, comimos y para salir la señora de la casa nos conmina a brindar con el mejor de sus licores, que cómo iba a ser posible que no fuéramos a brindar en una despedida de jubilación? y... nos entregó una botella, mejor dicho: ¡destapó una botella!. Yo no tomo, ¡pero nada!, y estaba con el vasito en la mano, disimulando hasta el momento en que pudiera dejarlo, sin ofender, y hasta que se me presentara la oportunidad.

Mientras, nos tomábamos fotos, nos reíamos y nos divertíamos por andar paseando un "pobre" vasito de vidrio con un contenido "rico", y que yo necesitaba mirar a quién encargárselo. ¡Me moría de la pena! Desde aquí mi estimada señora, muy agradecida por prestarnos su bella casa para disfrute de nosotras en mi despedida de Educación. Y a mis compañeras, Eulogia, Liz, Liliana, Libia, quienes fuimos las últimas que salimos y nos fotografiamos  para cerrar con broche de oro (con el pecado en las manos).



jueves, 21 de enero de 2021

GANANDO, AL LEER BIEN


En mi época de internada en el colegio de las monjas Adoratrices, pues llegué con una buena condición, que fue la de que sabía leer bien, por lo que me libré de realizar labores del hogar, muchas labores de cocina, como lo eran cocinar, fregar platos, cubiertos, recogerlos, pasar coleto. ¡Uy!, ¡una olla de cubiertos!, ¡unas rumas de platos!, ¡pocillos!, ¡platicos de postre!; ¡eso era un horror!, que nunca ví de cerca, sino de lejitos cuando escuchaba ese zaperoco que estaban limpiando, mientras yo consumía mis alimentos con toda la calma del mundo.
La historia fue así, la hermana que nos cuidaba me puso a leer y vio sorprendida que leía muy bien, tenía en ese entonces doce años, me dijo que al día siguiente iba a leer a la hora del desayuno, y así fue, esa fue una prueba, me llevaron al púlpito, me monté y dí inicio a mi lectura.

Quedaron las monjas y las novicias encantadas con mi lectura, y de allí en adelante, me encomendaron que leyera en el desayuno, almuerzo y cena, peeero yo no estaba contenta con esa deferencia tan fastidiosa, y entonces empecé a maquinar cómo quitarme esa molestia de encima, y me dí a la tarea de leer como si me estuvieran persiguiendo, sin comas, puntos ni señales. Las monjas al escucharme con esa ametralladora, llegaban ante mí y me decían dulcemente: _Josefina, no corras tanto, mira que cuando escuchamos una palabra y queremos analizarla, ya tenemos 20 más que no hemos identificado, por favor hazlo con calma. 
Para mí aquello no importaba un comino, ni siquiera me daba cuenta de las ventajas que eso me proporcionaba, yo no hacía el oficio que las demás muchachas desempeñaban con rabia, flojera o asco, o quizás nunca lo habían hecho, y yo estaba a salvo por qué?, por tener un conocimiento o destreza que las demás no tenían.
Tampoco me recuerdo en la cocina, ni cocinando, ni haciendo preparaciones, porque la primera vez me dieron una tortera para que echara diecisiete huevos para batirlos, los rompí en ese envase y no los veía, no los miraba, porque cada vez que lo hacía me daban ganas de vomitar, y me encorvaba, y me tapaba la boca, por lo que la monja me quitó la bandeja antes que se le perdiera el recurso y que sólo me quedara mirando: "Poechita, taba muy chiquita"


miércoles, 20 de enero de 2021

ESPERANZA POEMA


 Ayer 

escuché una voz enternecida:

¡Gracias!,

Por qué? le pregunté

¡Gracias a aquél que me da mi comida y mi cereal!

Bajó su cabecita acongojada

repitió con voz quebrada de emoción,

lágrimas en sus ojos

de siete años de experiencia

¡Gracias!

Donde pude visualizar un alma agradecida

Y yo pregunto:

Cómo te atreves a quitarle a un niño su sustento?

¡No!

¡No me respondas!

¡No quiero oir tus alegatos!


Ayer en mi pecho se apretujó el dolor por los que amo.

Ayer escuché a una anciana

con demasiados  surcos en la cara,

cansada del bregar de las mañanas:

¡Soy muy pobre quiero vivir bajo de un techo!,

mientras de sus ojos 

bajaba un arroyo manso de aguas cristalinas

Y yo

me revuelvo otra vez en mis adentros

y te increpo:

Por qué?

Si tú estás bien

Por qué quieres  quitarle a otro su esperanza?.

¡No!

¡No me respondas!

¡No quiero oir tus alegatos!.

Ayer en mi pecho

se apretujó el dolor por los que amo.

lunes, 18 de enero de 2021

EL MIEDO ES CREATIVO

 


Estaba ese día bajando muy lentamente por una avenida de Vista Alegre, saliendo ya de la visita en la calle F, que le hacía semanalmente a Grachy, a quien tenía interna en el colegio de las monjas, mismas con quienes yo estudié mi secretariado Comercial a la edad de doce años, durante tres años completos.


Pensaba en el fastidio que representaba que no había vehículo para bajar hasta la avenida principal de Vista Alegre, o hasta la Estación La Paz, tenía que hacer este trayecto a pie con el consiguiente cansancio, ya que trabajaba hasta el viernes, el sábado organizaba lo que llevaría el domingo y ese día también me levantaba temprano para despedirme de Mai y salir para Caracas, desde los Valles del Tuy, después de desayunar. 



Así que manos a la obra, iba bajando ese domingo, si mal no recuerdo, sería cuatro pm, domingo, un día claro y tranquilo, de pronto escucho detrás de mí a un muchacho que saluda a alguien invisible en una cancha vacía, lo saluda y le explica hacia a dónde va; enseguida me asusté y volteé hacia atrás, para ver de quién se trataba, pensé: ¡si piensa atracarme no me va alcanzar!, ¡no va pasar al lado mío!, le ví un mecate en las manos que lo oscilaba, enrollaba y desenrollaba, pensé ¡me puede ahorcar con ese mecate!, ¡me va ahorcar con ese mecate!,  ¡pues no se lo voy a permitir!.  Con estos pensamientos empecé a caminar, que digo caminar, volar, ¡tenía alas en los tacones!, y  él también casi corría detrás de mí;  de vez en cuando volteaba y le miraba una nueva herramienta de tortura, ¡un cuchillo de explorador!, ¡con eso me puede sacar el corazón!, ¡pero no me va sacar mi corazón!,  además  ¡si es que puede agarrarme!, adelanté a una mujer, a un hombre, crucé la avenida principal, bajé las escaleras  en mi alocada caminata hasta llegar a la autopista, la crucé y me dirigí hasta el metro de La Paz, cuando llegué ¡oh! sorpresa, veo al muchacho reunido con otros jóvenes armando una tienda para promocionar no sé qué cosa. ¡puf!, desmayo total:_¡Señora!, Ud. si camina rápido, tome lo que se le cayó en Vista Alegre.




viernes, 15 de enero de 2021

CASUPO Y RIKI-RIKI

                             casupo

Hay plantas que son exclusivas de algunos lugares para uso alimenticio y otros usos, aquí en Venezuela tenemos el Casupo, aunque creo que de Latinoamérica, que no lo había escuchado en Caracas, pero tuve la suerte de encontrarme en la población de Súcuta, con el señor Teodorito Martínez, "Libro Abierto de Súcuta" y me comentó que es una planta que se dá por estos lugares, muy semejante al riki-riki, que junto con los plátanos y cambures coinciden en su estructura, es decir son muy parecidas sus hojas; el riki-riki da una flor muy singular que produce su sonido especial al mecerse con el viento de estos espacios, dicen los pobladores que suena como las culebras; por eso al riki-riki le ha permitido su identificación, además del colorido de su flor y lo largo de sus hojas. 

En cambio, el casupo, cuya flor es blanca, tiene unas hojas de 30 cm aproximadamente, más ancha que la del riki-riki, pero más pequeño en altura, más o menos de un metro, y se pueden ver a lo largo de ríos o aguas, cuyo nombre científico es Maranthe Casupo. Nos habló también, de la utilidad de estas plantas, el riki-riki, sirve como planta ornamental exótica, se preparan hermosos ramos, donde se observa la vistosidad de la selva, y el casupo es usado para envolver un dulce tradicional venezolano, llamado "pelotas" y específicamente de procedencia tuyera.

Yo probé este dulce en una oportunidad que una compañera de trabajo (Mercedes), nos lo ofreció con la participación de su señora madre, lo destapamos, recuerden que la preparación va envuelta en estas hojas de casupo, lo probamos, exquisito. Quién sabe si hoy día la gente lo hará con hojas de casupo, por no distinguirlas, o utilizará las de plátano con las que envolvemos las hallacas. Cerca en Colombia hay una planta llamada bijao, muy parecida, quizás sea la misma, allí la usan para envolver hallacas, bocadillos de guayaba, tamales, comidas, quesos y otras preparaciones.

                    bocadillos de guayaba

                      papelón envuelto

La señora Beatriz me hizo caminar hasta donde estaban unas matas de casupo para que las conociera, en la selva donde vivía y que observara diferencias entre hojas de cambures, plátanos, casupo y riki.riki.

cambur
plátano
riki-riki

 Gratos recuerdos que comparto hoy.